Puebla enfrenta un momento decisivo en su desarrollo socioeconómico, con la educación superior en el corazón de este proceso transformador.
Las Instituciones de Educación Superior (IES) del estado no son solo recintos académicos, sino verdaderos motores de cambio, capaces de alinear la oferta educativa con las demandas del mercado laboral y las expectativas sociales contemporáneas.
Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) de 2023 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Universidad Pública ocupa un lugar privilegiado en la confianza de los poblanos, con un impresionante 82.7%, solo superada por la familia, que posee un 86.6%.
Esta cifra es significativa, especialmente cuando se compara con la baja confianza del 28.9% en los partidos políticos y del 54.1% en los gobiernos estatales. Este contraste subraya una oportunidad crítica: las IES pueden capitalizar y expandir su rol como creadores de movilidad social y agentes de innovación.
Ante esta realidad, surge la necesidad imperiosa de establecer un ecosistema educativo que articule las capacidades de cada IES con las necesidades específicas de sus regiones. Esta visión estratégica no solo promueve una educación más pertinente y enfocada, sino que también transforma a las instituciones en incubadoras de soluciones empresariales y sociales.
Un ejemplo destacado de esta integración son los 10 agroparques propuestos por el candidato Alejandro Armenta, donde las 29 IES del estado jugarán un papel crucial. Estos centros no solo fomentarán la innovación en el sector agrícola, sino que también servirán como laboratorios vivos para la sostenibilidad y el desarrollo tecnológico, proporcionando así un modelo replicable de cómo la educación puede alimentar el progreso económico y social directamente en el terreno.
La estrategia para Puebla debe ir más allá de la mera educación técnica; debe fomentar una cultura de colaboración entre universidades, industrias y gobierno. Esta sinergia no solo responderá de manera más efectiva a las necesidades del mercado laboral, sino que también cultivará un entorno propicio para el emprendimiento y la investigación aplicada.
El objetivo final de estas iniciativas es claro: transformar a Puebla en un referente de educación superior que no solo eduque, sino que también genere un impacto directo en la calidad de vida de sus ciudadanos y en la dinámica económica de la región. Para lograr esto, es crucial una estrategia de comunicación que no solo informe, sino que también inspire y movilice a la comunidad hacia estos ideales compartidos.
Aprovechemos pues la llegada del Instituto Politécnico Nacional IPN sin lugar a duda un acierto visionario; así como de nuestra máxima casa de estudios la BUAP, de los diversos Tecnológicos – Universidades y de todas aquellas Instituciones de Educación Superior Públicas y Privadas, Puebla tiene un CORE educativo potente y pertinente.
La educación superior en Puebla tiene el potencial no solo de iluminar mentes, sino también de ser la piedra angular del desarrollo socioeconómico. Con el apoyo adecuado y una estrategia de comunicación efectiva, las universidades de Puebla pueden transformarse en verdaderos faros de progreso y centros de innovación que impulsen al estado hacia un futuro más próspero y equitativo.
Por: José Ojeda Bustamante/@ojedapepe