Una de las principales fortalezas de Andrés Manuel López Obrador es su base social que se volcaba en las calles cada vez que el tabasqueño convocaba a una manifestación, plantón o marcha.
El mismo presidente de México lo presume cada vez que puede: su movimiento se formó en las calles del país.
Desde el Éxodo por la Democracia, la “toma de Reforma” y hasta la última megamarcha en la Ciudad de México (de la que el difunto Miguel Barbosa fue autor intelectual) en el 2022 por sus cuatro años de gobierno, retratan a la perfección el respaldo y la base social con la que AMLO goza.
Ningún político como López Obrador ha sabido aprovechar lo que él llama como “al amor del pueblo bueno y sabio”.
La “Marea Rosa”, hay que decirlo, no es inspirado –ni cerca– por la figura de Xóchitl Gálvez. Mas bien, la abanderada del PRIANRD está subida en esta “ola ciudadana”, que tiene como principal objetivo la animadversión contra Andrés Manuel López Obrador.
Es innegable que la “Marea Rosa” es la única plataforma en la que la oposición partidista descansa sus esperanzas de arrebatarle el poder al lopezobradorismo en las elecciones del 2 de junio.
Ninguno de los tres partidos políticos, PRI, PAN y PRD, que conforma el bloque anti4T han sido capaces de recomponerse en los últimos seis años ni han logrado ser una oposición crítica, incómoda o hasta seria frente al poderío político de Andrés Manuel López Obrador, quien no solo ganó la presidencia de la República, sino, también llevó a Morena y aliados a gobernar en 23 de 32 estados del país.
Por sí solos, el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y la Revolución Democrática están más cerca de no perder el registro como partidos políticos nacionales que de regresar a Palacio Nacional o una mayoría simple en las Cámaras del Congreso de la Unión.
Sin embargo, la ciudadanía, que no está conforme con el gobierno de Morena, está mostrándole el camino al bloque “Fuerza y Corazón por México” de cómo debe ser una oposición en el país.
En dos años, la “Marea Rosa” han tomado las calles de la Ciudad de México y del resto de las entidades federativas como lo hizo López Obrador del 2006 al 2018.
Ni en Palacio Nacional ni en la dirigencia nacional de Morena y, mucho menos, en el búnker de Claudia Sheinbaum pueden ignorar lo que sucedió este domingo con el movimiento “Seguimos en Marcha”, versión 2.0 del “INE No Se Toca”.
Tampoco se puede escatimar en los números de la concentración.
En la CDMX se habla de 200 mil personas marchando por todo Paseo de la Reforma y que abarrotaron la plancha del Zócalo de la capital del país y sus periferias.
En Puebla, los war rooms de Eduardo Rivera y Mario Riestra, quienes también están montados en la cresta de esta “Marea Rosa”, aseguran que fueron 35 mil poblanos los que tomaron la plaza de armas del zócalo de la Angelópolis y las calles que conforman el primer cuadro de la ciudad.
“Antes que partido, tengo patria. Antes que partido, tenemos República. Antes que partido, tenemos democracia. Antes que partido, tenemos México. México es primero”, fue parte del discurso de Xóchitl Gálvez en la marcha que sirvió como una última luz de esperanza para el PAN y aliados.
¿Será suficiente?
Por: Gerardo Ruiz/@GerardoRuizInc