La familia real británica busca reducir su huella de carbono electrificando su flota de vehículos, instalando paneles solares en sus castillos o usando carburante sostenible para sus helicópteros, informó ayer el Palacio de Buckingham.
Antes de convertirse en rey, Carlos III ya había demostrado su interés por la ecología y, por ejemplo, había adaptado su Aston Martin DB6 de 1970 para funcionar con biocarburante.
Ahora, desde el trono quiere extender este tipo de iniciativas a las residencias y los medios de transporte usados por la familia real.
En su informe anual de gastos 2023-24, la monarquía indica planes para adaptar sus limusinas Bentley al biocarburante a partir del próximo año, electrificar la flota automóvil a largo plazo y pasar a usar combustible sostenible de aviación (SAF) lo antes posible en sus helicópteros.
Además, las propiedades reales en Londres se conectarán a las redes de calefacción urbanas y se equiparán con bombas de calor en los próximos años.
En este “camino hacia la neutralidad de carbono”, el castillo de Windsor ya ha instalado en sus tejados paneles solares.
Estos proyectos, todos lanzados entre 2023 y 2024, deben “acelerarse” el próximo año, dijo la familia real en un comunicado.
El informe también muestra que los beneficios obtenidos de las tierras y propiedades de la familia real alcanzaron el año pasado un récord de mil 100 millones de libras (unos mil 420 millones de dólares), más del doble que en el curso anterior.
Este incremento se debe especialmente al aumento de los parques eólicos a lo largo del Reino Unido.
El patrimonio real incluye también gran parte de los fondos marinos británicos, por lo que la Corona puede conceder autorizaciones para construir parques eólicos en el mar.