Maduro, quien fue reelecto con el 51% de los votos según el Consejo Nacional Electoral (CNE), dominado por el oficialismo, enfrenta un creciente coro de acusaciones de fraude y represión.
Por un lado, los líderes opositores María Corina Machado y su candidato presidencial, Edmundo González Urrutia, afirmaron haber ganado los comicios y denuncian una intensificación de la represión gubernamental. Desde el inicio de las protestas el lunes, se reportan al menos 13 muertos, decenas de heridos y más de mil detenidos según el gobierno, mientras que organizaciones de derechos humanos confirman 11 muertos y numerosos heridos.
En paralelo, varias figuras del ámbito artístico han solicitado mayor transparencia y acusan al presidente chavista de “manipular las elecciones”. La mayoría de estos críticos son cantantes latinoamericanos que se encuentran en el extranjero.
Maduro, en una rueda de prensa en la sede del Tribunal Supremo de Justicia, afirmó que la alianza oficialista Gran Polo Patriótico y el Partido Socialista Unido de Venezuela están listos para presentar todas las actas y prometió que las pruebas de su victoria “serán reveladas pronto”. No obstante, descalificó a Machado y González Urrutia, acusándolos de tener “las manos manchadas en sangre” y exigió su encarcelamiento.
A su vez, la comunidad internacional intensificó su demanda por un recuento de votos y por el cese de la represión. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, expresó la frustración de la comunidad internacional, instando a las autoridades venezolanas a “ofrecer un recuento detallado de los resultados electorales”. El presidente colombiano Gustavo Petro, aliado de Maduro, también pidió un “escrutinio transparente” con la supervisión de todas las fuerzas políticas. Por su lado, el G7 exigió “transparencia total” en la publicación de los resultados.
El Centro Carter, observador internacional invitado por el CNE, señaló que los comicios no cumplieron con “parámetros y estándares internacionales de integridad electoral” y no pueden ser considerados democráticos.
Mientras tanto, Caracas sigue sumida en el caos, con la mayoría de los comercios cerrados y un transporte público escaso, reflejo de la tensión y el descontento generalizado en el país.