En 2005, la publicación de del libro Los demonios del Edén, que denunciaba una red de pederastia en Cancún, Quintana Roo, cambió la vida de su autora Lydia Cacho Ribeiro, quien quedó ligada a nombres como Mario Marín, Kamel Nacif, Jean Succar Kuri y Adolfo Karam Beltrán.
El mismo año, Cacho Riberio fue detenida en Cancún, su lugar de residencia por oficiales poblanos, debido a una demanda interpuesta en Puebla por Kamel Nacif, argumentando difamación.
Después de casi 30 horas de arresto, la periodista obtuvo libertad bajo caución al pagar 70 mil pesos, sin embargo el proceso legal en su contra se prolongó por más de un año.
El caso tomó un giro decisivo en 2006, cuando se difundió una grabación telefónica entre Marín y Nacif en la que el empresario agradeció al entonces gobernador por la detención de Cacho, refiriéndose a él como “mi héroe” y “mi gober precioso”, apodo que desde entonces ha acompañado a Marín en el imaginario colectivo.
La periodista contrademandó por tortura, acusando a Karam Beltrán, entonces director de la Policía Judicial de Puebla, por estar a cargo del operativo de traslado en el que fue sometida a presunta tortura física y psicológica. En la demanda, también acusa a Mario Marin por ordenar un trato denigrante, como castigo por las revelaciones de su libro.
A raíz de lo sucedido, Cacho ha declarado ser víctima de amenazas. En 2019 se exilió en Madrid, España, después de que un grupo de sicarios entrara en su casa y matara a sus mascotas. Desde entonces no ha vuelto a México.
Por su parte, Jean Thouma Succar Kuri, presunto líder de la red de pederastas en Cancún, fue detenido y sentenciado a más de 90 años de prisión.
Tras 28 años de encarcelamiento, falleció a los 79 años de edad en un hospital de Cancún, en espera del beneficio de la prisión domiciliaria por su precaria salud.
Por último, José Kamel Nacif Borge, conocido como El rey de la mezclilla, fue detenido en 2012 en Líbano, donde fue liberado bajo fianza.
Debido a que México no tiene tratado de extradición con este país del medio oriente, ambos gobiernos acordaron que sería enjuiciado en su país de origen. Sin embargo, fue absuelto por las autoridades libanesas.