El Ayuntamiento de Puebla ha celebrado el legado y la trascendencia de la Procesión de Viernes Santo al distinguir a doce figuras clave en la preservación y expansión de este venerado rito. En una ceremonia reciente, se otorgó el título de Poblanos Distinguidos a individuos cuyas contribuciones han elevado a la Procesión de Viernes Santo de Puebla a la categoría de la más grande en América Latina y una de las más impresionantes a nivel mundial.

La Procesión, que atrae a más de 160,000 visitantes cada año, se ha consolidado como un símbolo de la tradición litúrgica de México, destacándose por su magnitud y profundidad cultural. La importancia de estos doce individuos radica no solo en su dedicación personal, sino en su capacidad para mantener viva y relevante una tradición que resuena a nivel nacional e internacional.

Los distinguidos incluyen al Padre Sergio Valdivia Bermúdez, párroco de la Iglesia de Santa Clara de Asís; Carlos Álvaro Castro Mendoza, encargado del Proyecto de Memoria Histórica en la UPAEP; y Rogelio Maldonado Becerril, Juan Manuel Aguirre Langle, Narciso Morales López y Dulce María Pérez Suárez, colaboradores de la UPAEP que han jugado roles cruciales en la documentación y promoción de la festividad.

También fueron reconocidos Eduardo Merlo Juárez, consejero del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Gerardo Valle Flores, Secretario Ejecutivo del Centro de Estudios Guadalupanos de la UPAEP; y José Alberto Mora Moreno, presidente de la Fraternidad de la Virgen de los Dolores del Templo del Carmen. Además, el Padre José Luis Bautista González, canónigo de la Catedral de Puebla y director del Instituto Teológico Camino Verdad y Vida, y Mario Iglesias y García Teruel, exrector de la UPAEP, recibieron el reconocimiento por su inquebrantable compromiso con la tradición.

El Diácono Luis Gerardo Reyes Ramírez, responsable de los Comedores Palafox, también fue honrado, destacando su labor en el ámbito social como parte integral del espíritu de la festividad.

Este homenaje subraya el impacto continuo y la relevancia de la Procesión de Viernes Santo, un evento que no solo refleja la devoción local, sino que también enriquece el patrimonio cultural global. Con cada paso de esta histórica procesión, Puebla reafirma su lugar en el corazón de la Semana Santa y en la historia del culto católico.

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