Para Guillermo Loaiza Ceró, director general del Hospital Psiquiátrico Dr. Rafael Serrano de Puebla, mejor conocido como El Batán, la institución radicada en la ciudad de Puebla es una pequeña ciudad en la que pacientes, médicos, enfermeras y asistentes se encuentran a diario y comparten años de tratamientos, ayuda y hasta una amistad.
Dentro del Batán, hay 220 pacientes diagnosticados como crónicos y que llevan viviendo una o varias décadas en el hospital, ya que requieren asistencia general para bañarse, comer y vestirse, mientras que otros fueron abandonados por sus familiares.
Por otra parte, los pacientes agudos, que se calculan entre 100 a 120 al día, son aquellos que pasan temporalmente para pedir ayuda con fármacos, por un episodio maníaco, crisis depresivas o de ansiedad, que requieren una intervención médica psiquiátrica urgente para evitar que terminen con su vida.
A este tipo de conducta se conoce como Código 100, es decir, pacientes que llegan por un intento suicida y deben ser intervenidos inmediatamente, internarlos e iniciar un tratamiento.
Entre los padecimientos mentales que más se atienden en el hospital están la ansiedad y la depresión, seguidos por trastornos de personalidad como la bipolaridad, la esquizofrenia y daños cerebrales más avanzados como la deficiencia mental.
“Las ideas suicidas no vienen porque sí”, señaló Loaiza Cerón en entrevista para 24 HORAS, al informar que este tipo de conductas se derivan de la depresión y la ansiedad, trastornos “que mayormente vienen en paquete”.
El médico psiquiatra destacó que los pacientes internados comprenden sus trastornos varios años después de su primer episodio ansioso o depresivo.
Previo al ingreso, las personas acuden con psicólogos inexpertos que les recetan ansiolíticos o antidepresivos que generan dependencia a los fármacos y, cuando se suspenden por alguna razón, el panorama se complica.
Es decir, depresión y ansiedad mal tratadas llevan a pensamientos y conductas destructivas, episodios psicóticos, maniacos o un intento de suicidio, cuando la mayoría de los pacientes desconocen el origen de su enfermedad.
Benjamín suma 28 años hospitalizado en El Batán
A pesar de su condición, los pacientes se muestran agradecidos con el doctor Guillermo Loaiza Cerón, quien ofreció un recorrido por las instalaciones, en el que participó Benjamín, de 46 años, de los cuales lleva viviendo 28 en El Batán.
“A mí me trajeron mis papás cuando tenía 18 años, porque tengo esquizofrenia paranoide, tengo medicamento y terapias psicológicas, nos ponen a hacer actividades, a iluminar, hacer manualidades”, relató.
Mejor conocido como Benja, está diagnosticado como un paciente crónico y se encuentra bajo los cuidados del servicio de estancia prolongada del hospital, donde cuenta con un tratamiento integral, principalmente con psicofármacos, mismos que le alteran la percepción de la realidad y muchas veces puede tener alucinaciones.
“Hacemos deporte, jugamos futbol, basquetbol con el psicólogo y con mis amigos, Carmelo, Gonzalo, Luis, pero yo me llevo con todos; a veces vienen mis papás a verme, cada vez que pueden y mis hermanos también vienen”, dijo.
“Nos metemos a bañar, nos preparamos para ir a desayunar, hacemos actividad con la psicóloga, los viernes tenemos espacio y hacemos deporte y vemos películas de acción, que son mis favoritas”. contó Benjamín
La doctora a su cargo, Catalina Santos aseguró que es uno de los pacientes más estables y funcionales dentro de la Villa Norte Hombres, al describirlo como una persona alegre y servicial.
“Ellos llevan una rutina y horarios fijos para todo, se trata de que no pierdan la funcionalidad, pueden tener recaídas por los medicamentos psicóticos, pero tienen valoraciones diariamente por el personal de enfermería”, informó.
Cabe señalar que Benjamín no ha sido dado de alta porque su enfermedad lo lleva a episodios violentos, que atentan contra la integridad física de las personas con las que convive, por lo que requiere de supervisión médica continua.