Pablo Ruíz Meza
A nadie debería sorprender la defección de los dos únicos senadores del extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD) para unirse a la bancada de Morena y acercarlos a la mayoría absoluta.
El “chapulineo” de los perredistas Araceli Saucedo Reyes (Michoacán) y José Sabino Herrera (Tabasco) para brincar del partido amarillo al partido guinda, confirma la esencia del partido oficialista de nutrirse de expriistas, expanistas, experredistas…
Con el ejercicio del poder político absoluto como ocurre en la lucha por tener la mayoría absoluta en la Cámara Alta, no había la menor duda de la capacidad de Morena para comprar voluntades.
“El oficialismo no busca apoyo, sino complicidad”, advirtió recientemente en un comunicado firmado por el “capitán”, a nombre de Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
“En el oficialismo no todos son iguales, es cierto. Los hay criminales impunes, que ya lo eran en el PRI, el PAN, el PRD, el PT y el PVEM antes de brincar al oficialismo; o como el futuro encargado de Educación Pública” (…), publicó el subcomandante Marcos.
No será la primera ni la única vez que ocurra un hecho como el registrado ayer en el Senado, con la adhesión de dos senadores que dejaron el PRD para unirse a la bancada de Morena, con el ingrediente de que fue la mismísima presidenta electa Claudia Sheinbaum en darles la bienvenida.
Ya no extraña la ausencia de cortesía política para cuidar las formas constitucionales en la separación y división de poderes, y lo que podría verse como un exceso de la presidenta electa, la realidad es que los ciudadanos deberán acostumbrarse a sus facultades metaconstitucionales.
También son reprobables los calificativos externados por el senador electo y todavía presidente del CEN del PAN, Marko Cortés Mendoza, al llamar “traidores” a Araceli Saucedo y a José Sabino Herrera, lo que refleja el grado de desesperación política de la oposición.
Si al panismo sorprendió la defección de los dos senadores del partido del sol azteca para adherirse a la bancada de Morena, el último en enterarse -según él- del acto de deslealtad política fue Jesús Zambrano, el dirigente nacional perredista.
Consumada la llamada sobrerrepresentación de Morena, PT y PVEM en la Cámara de Diputados con la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y la obtención a la “mala” de la mayoría absoluta en el Senado, la oposición parlamentaria conformada por el PAN, PRI y MC quedará reducida a grupos legislativos testimoniales.
En septiembre entrante empieza la era del partido-gobierno en la era de la Cuarta Transformación con la aplanadora en las cámaras de diputados y senadores.
La joya de la corona de la 4T será en octubre cuando asuma el cargo Claudia Sheinbaum Pardo, para el inicio de un régimen absolutista como en la época del PRI en los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado.
Este nuevo régimen es la voluntad de la mayoría de los mexicanos que acudieron a las urnas, así lo decidieron 36 millones de votantes, y se empieza a escribir una nueva historia en la vida política del país.
Con las mayorías absolutas en el Poder Legislativo, la mayoría de gobernadores en los estados, el dominio de los Congresos locales y de la mayoría de ayuntamientos, solo le resta al nuevo régimen consumar la reforma al Poder Judicial, para cerrar la pinza en el control absoluto.