La red de padres, conformada por casi tres mil personas, busca revertir la iniciativa presidencial que permitiría las uniones civiles entre personas del mismo sexo y la adopción de niños
Por Mario Galeana
Fotos JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN
La promulgación de la Constitución Mexicana de 1917, considerada la más anticlerical de la historia del país, montó a la Iglesia católica en la senda del enfrentamiento contra el Estado.
La confrontación, explica el investigador Nicolás Dávila Peralta, no tenía origen en la fe, sino en el poder.
“La Iglesia defendía su calidad de ‘Sociedad Perfecta’, máxima sobre el Estado”, apunta el autor de Entre la fe y el poder. Los caminos de la Iglesia Católica en México.
Casi 100 años después, la historia se repite. Una propuesta del presidente Enrique Peña Nieto que busca el reconocimiento del matrimonio igualitario en el país ha levantado cejas entre el catolicismo mexicano.
La Arquidiócesis de Puebla no se ha mantenido lejana a la discusión. A través de sus iglesias y centros promovió la conformación del Frente Nacional por la Familia, una organización que reúne a familias conservadoras que rechazan de manera tajante el matrimonio homosexual y la posibilidad de la adopción de menores.
El resultado, al menos en suelo poblano, fue una protesta única en los últimos años, que reunió a por lo menos 3 mil personas.
El alegato de guerra ya no es la “Sociedad Perfecta” de hace casi un siglo, sino “la Familia Normal”.
Los tiempos cambian.
El maximato y el peñanietismo
Un adolescente de acaso 15 años, su madre y su padre extienden una pancarta: “Sr. Peña Nieto: sus iniciativas INMORALES van en contra de la voluntad de Dios”, se lee.
Como ellos, otras tres mil personas ataviadas de blanco se reúnen en el Parque Juárez para exigir que el presidente de la República dé marcha atrás a la iniciativa del matrimonio homosexual, la cual plantea que “el derecho a formar una familia le corresponde a todas las personas sin importar su orientación sexual”.
Cosa curiosa: el expresidente Benito Juárez fue el primero en dar pie a la afrenta entre el Estado mexicano y la Iglesia con la promulgación de las Leyes de Reforma y la instauración de la Constitución de 1857, la cual dejó al clero marginado del poder con la proclamación de la libertad de cultos.
Sesenta años más tarde, con Plutarco Elías Calles en el poder, el fuego entre la Iglesia y el Estado fue azuzado: de 1926 a 1929 miles de personas murieron en la llamada Guerra Cristera.
“La Constitución de 1917 se convierte en la más anticlerical del mundo, no sólo porque prohíbe que la Iglesia entre a la educación, sino porque incluso quita personalidad jurídica a las órdenes religiosas. Por eso, la Iglesia no se confronta por cuestiones de fe, sino porque defiende su papel de ‘máxima sobre el Estado’, es decir, la confrontación no es doctrinal. Es política”, explica Dávila Peralta.
Así, casi un centenario después, la Iglesia planta cara al Estado.
La “familia normal”

La Arquidiócesis de Puebla ha posibilitado la creación del incipiente Frente Nacional por la Familia: una organización que reúne a familias conservadoras bajo un solo propósito: poner fin a la iniciativa presidencial de la unión civil igualitaria.
“No es que estemos en contra de las personas homosexuales. Estamos en contra de que se golpee a la familia. Dios dijo que la familia era hombre y mujer. ¿Por qué buscan atentar contra eso?”, pregunta Manuel Rodríguez Guzmán, de 51 años, que ha decidido traer a su familia a la caminata de protesta contra las uniones gais, y su posibilidad de adopción.
—¿Usted cree que realmente se ‘atente’ contra la familia, si se aprueba la iniciativa? —se le inquiere.
—Por supuesto. Es lo que hemos estado comentando en la Iglesia.
—¿Iglesia? —se le pregunta.
—Sí, en la Iglesia. Yo soy de una iglesia... bueno, de una capillita por ahí por Agua Santa. Así nos invitaron a participar en la marcha. Nos dijeron que era a favor de la familia. Y aquí estamos.
La declaración de Manuel supone un doble discurso por parte de la Arquidiócesis de Puebla que, ante micrófonos y cámaras, ha asegurado estar al margen de las disposiciones que se generen desde el Estado.
Pero el Frente Nacional por la Familia ha encontrado aliados también en las universidades y el Congreso poblano.
En la protesta destacaron, por ejemplo, el priista Sergio Salomón Céspedes Peregrina, quien es presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso local; el panista Francisco Rodríguez Álvarez, expresidente del Consejo Coordinador Empresarial; y Pablo Montiel Solana, perteneciente a la corriente del Yunque dentro del PAN, la más conservadora en un partido ya de por sí conservador.
Esto, además de escuelas como la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), la Anáhuac, y el Instituto de México.

“Venimos a fortalecer el tejido de la familia, que vivamos en un espacio de derecho y que no genere un mayor libertinaje”, dijo el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, poco antes del inicio de la caminata, donde resuena un grito: “¡Familia normal!”
—¿Usted cree en la familia normal? —se inquiere a Montiel Solana.
“Venimos a acompañar a la sociedad poblana que no están en contra de nadie pero están a favor de la institución de la familia y que el estado no debe cambiar. En materia de relaciones sexuales no es homófobo; el pretender modificar me parece que es un exceso y una aberración”, contesta.
La oleada de camisetas blancas y globos azules avanza hasta el Parque Ecológico, donde el Frente Nacional por la Familia celebrará su primer Festival por la Familia: un acto donde lo mismo se abuchea a Enrique Peña Nieto que se juegan concursos entre niños.
