La vida en el campo ha tenido sus altibajos, pero lo ha llenado de satisfacciones

Ver sus campos teñidos de naranja y disfrutar del peculiar olor de la flor de cempasúchil es lo que más disfruta Gerardo Cuautle Pantle, productor de Atlixco, quien creció entre sembradíos.
Durante 48 años ha disfrutado ver crecer sus cosechas y sus flores, sin embargo, lo que más le gusta es la temporada de día de muertos, pues siente que alegra el camino de los muertitos con su producción.
Para él, el color naranja de la flor de cempasúchil y el rojo, de la flor de terciopelo son vida y aunque es una oportunidad de hacer negocio, también es una forma de participar en la temporada más esperada en México.
“Vemos el campo muy bonito en esta época, porque es una tradición de cada año. La flor de cempasúchil tiene un olor muy agradable, el terciopelo es muy bonito. Como campesinos sentimos que ya va a llegar Todos Santos y esperamos que vengan los difuntos”, narró.
Como campesino, aceptó que la tradición mexicana les da una oportunidad de generar buenas ventas, sin embargo, también están a la deriva del clima y de que puedan tener pérdidas.
“Nuestro precio es un balance, se sube y se baja, sino sube ni baja tenemos ganancia, pero si baja no nos quejamos seguimos trabajando”, dijo.
Gerardo recordó que inició a involucrarse en los sembradíos cuando salió de la primaria. Aunque su padre le pidió que siguiera trabajando, él decidió enfocar su vida en la naturaleza.
“En el campo aprendimos desde niños, como salíamos de la escuela, hacíamos la tarea, y en segundo estábamos cerca de donde sembraba mi papá nos fijábamos como era el cultivo y ahí fuimos aprendiendo hasta que yo terminé la primaria”, explicó.
Sus hijos decidieron seguir sus pasos y junto con ellos trabajan los sembradíos, aunque quisiera que el gobierno los oriente para lidiar con las plagas y los problemas climatológicos.

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