Por Mario Galeana

La ofensiva que ha tomado la Iglesia católica y sus sedes, como la Arquidiócesis de Puebla, frente a la iniciativa con la que el presidente Enrique Peña Nieto busca el reconocimiento del matrimonio igualitario en el país, no parte de una lucha política ante el Estado, pero, en su resistencia, el clero está dispuesto a mostrar el poder que aún conserva, coinciden analistas, escritores y politólogos.

La afrenta que encabeza hoy el clero no es, como ocurrió desde la promulgación de las Leyes de Reforma y el maximato, una revuelta que la reivindique como la “Sociedad Perfecta” máxima sobre el Estado, apunta el investigador Nicolás Dávila Peralta, autor de Entre la fe y el poder. Los caminos de la Iglesia católica en México.

“Es, más bien, parte de su doctrina teológica y moral”, señala el escritor que ha narrado cómo la Iglesia instauró al catolicismo como la religión del Estado y cómo, años más tarde, con Benito Juárez y Plutarco Elías Calles, adoptó una postura de oposición frontal, sin miramientos, frente al mismo Estado.

Pero, en su lucha “teológica y moral”, la Iglesia está más que dispuesta a exhibir su músculo político y su “influencia en la cúpula de la política”, apunta el coordinador de Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana (UIA) en Puebla, Miguel Calderón Chelius.

Y la influencia del clero se basa en sus “muy buenas relaciones” que mantiene con “los tomadores de decisiones en la jerarquía local, es decir, en Puebla, pero también en el resto del país”, añade Daniel Tapia, maestro en Políticas Públicas y Política Educativa del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Puebla.

Los expertos vaticinan una cosa: el triunfo político de la Iglesia católica y el entumecimiento, al menos momentáneo, de la propuesta presidencial.

 

La Iglesia y su poder político

El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) calcula que 9 de cada 10 poblanos profesan el catolicismo. En el resto del país, 8 de cada 10 ciudadanos se identifican con esta religión.

Aunque está a la baja, la extensión de la religión católica es innegable, y alcanza a todos: desde el humilde campesino, hasta el político mejor posicionado.

Este es el escenario que permite a la Iglesia ratificar su estatus como una de las instituciones más poderosas en el país. Y su cabildeo político, como el de otras instituciones, puede llegar a ser decisivo, sostiene el investigador Daniel Tapia.

“Es innegable que posee incidencia en las políticas públicas. Y, como parte de una postura frontal, Norberto Rivera ya ha criticado la propuesta de Enrique Peña Nieto. No es realmente una sorpresa que la Arquidiócesis platique con los congresistas locales y federales, porque su poder de influencia sigue siendo muy grande”.

“Y hay que recordar gran parte de la jerarquía local, es decir, Puebla tiene muy buenas relaciones con la Iglesia católica”, añade Tapia.

El cabildeo, según versiones periodísticas, ya inició. El periodista Ricardo Morales reveló hace una semana la supuesta operación política que el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, encabeza en el estado para poner freno a la iniciativa presidencial.

Sánchez Espinosa, según el relato del periodista, sentó frente a sí a los diputados del Congreso local. Para quienes se mostraran en contra de la iniciativa hubo agradecimientos y palmadas; para quienes estuvieran a favor, ceños fruncidos.

La operación, quizá, rindió frutos. La caminata que encabezó el Frente Nacional por la Familia el viernes pasado, apoyada por la Arquidiócesis de Puebla, contó no sólo con la asistencia de 3 mil familias, sino también con el respaldo de diputados. Incluso del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Poder Legislativo local, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

“¡Claro que la Iglesia tiene poder político! No se puede negar. Y parte de este cabildeo con los legisladores locales es una buena vara de medida de esa misma influencia”, considera Dávila Peralta.

 Para Dávila Peralta la Iglesia ha cabildeado con legisladores locales. CORTESÍA BUAP
Para Dávila Peralta la Iglesia ha cabildeado con legisladores locales.
CORTESÍA BUAP

Para el escritor el interés político-electoral de los institutos ligados a la derecha, como el PRI y el PAN, es también clave en el espaldarazo que se dará a la Iglesia católica, y no al presidente de la República.

“Estamos a dos años de un proceso electoral muy grande. Entonces, algunos aprovecharán para hacer una ruptura entre el partido político que encabeza hoy el gobierno federal, mientras que para otros será un momento de dar la espalda a su presidente y, en aras de no perder simpatías, dejarán de apoyar la iniciativa”, añade.

La caída de la propuesta peñatietista

Con la muestra del músculo político de la Iglesia frente al estado, considera Calderón Chelius, el destino de la iniciativa del matrimonio homoparental sólo será la congeladora.foto6

“Con este amague de la Iglesia de votar en contra, con las marchas donde exhiben el
músculo
político, es muy posible que en el Congreso se dé largas a esta discusión. La hegemonía, en términos religiosos, todavía existe. Y es por eso que esta medida no será impulsada en lo inmediato”, apunta el politólogo de la Ibero Puebla.

CORTESÍA IBERO
CORTESÍA IBERO

Para Daniel Tapia, la derrota en las urnas del PRI en siete estados de la República durante la jornada del 5 de junio y la posibilidad de que se encuentre enraizada en el malestar de la Iglesia, ha derivado en que, ahora, el presidente de la República “no dé alas” a la iniciativa.

“Su discurso no será frontal contra la Iglesia, pues el próximo año hay una elección clave, que es la del Estado de México. Y ahí tenemos a un personaje de la Iglesia muy poderoso y con muy buenas relaciones: el obispo Onésimo Cepeda Silva.

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