El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sorprendió al anunciar la destitución de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, en medio de las intensas operaciones militares contra Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano.

La decisión se produjo unas horas antes del inicio de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, aliado clave de Israel.

Netanyahu argumentó que la confianza entre él y Gallant se había erosionado debido a desacuerdos sobre la dirección de la campaña militar. “Surgieron discrepancias significativas entre el señor Gallant y yo, acompañadas de declaraciones y acciones que contradecían las decisiones del gobierno”, explicó el primer ministro en una carta dirigida al ahora exministro.

Israel Katz, actual ministro de Exteriores, fue nombrado para suceder a Gallant. Katz prometió llevar al Ministerio de Defensa a la victoria, con objetivos claros: la destrucción de Hamás, la derrota de Hezbolá en Líbano y la contención de la agresión iraní.

En respuesta, el presidente israelí Isaac Herzog expresó su preocupación por los cambios en medio del conflicto, al advertir que el país no necesita una convulsión política. Además, varios ciudadanos de Tel Aviv se manifestaron en contra de la destitución, mientras exigieron medidas urgentes para asegurar la liberación de los rehenes.

Gallant, antiguo general, ordenó el reclutamiento de 10 mil hombres ultraortodoxos para las fuerzas armadas, lo que generó tensiones con los partidos religiosos aliados de Netanyahu. Aunque Gallant abogaba por una tregua para facilitar la liberación de los rehenes, el enfoque de Netanyahu es la aniquilación de Hamás.

A esta reestructuración también se sumó el nombramiento de Gideon Saar como nuevo ministro de Justicia. Mientras tanto, las protestas en Tel Aviv reflejan la inquietud de la población israelí frente a un conflicto que parece lejos de concluir. 

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