En una estrategia Fast Track donde se pusieron a prueba todos los métodos lícito e ilícitos, con la decisión de Corte (SCJN) con la reforma judicial, se restaura en México la Presidencia imperial.
“Remasterizado” en el siglo XXI el viejo régimen del PRI del presidencialismo de Máximo Ávila Camacho, Luis Echeverría o José López Portillo, Morena pasó de Partido-Gobierno a Partido-Estado.
Posterior al triunfo electoral avasallante en los comicios presidenciales y legislativos federales, y los locales en nueve estados, el gobierno de la 4T utilizó la aplanadora legislativa para culminar el asalto al Poder Judicial Federal.
En el tramo final del segundo piso de la 4T, para cerrar la pinza de la restauración del régimen hegemónico, extinguirán los organismos autónomos como el INAI, Coneval, Cofece, el IFT y las comisiones Reguladora de Energía (CRE) y Nacional Hidrocarburos (CNH).
Culmina así el proyecto político del político tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, quien sentó las bases de la restauración de la “presidencia imperial” con el control de los Poderes Legislativo y Judicial desde el Ejecutivo federal.
Con el Partido-Estado, que superó al PRI definido como Partido-Gobierno, Morena abandona la transición democrática, sin contrapesos, ni división de Poderes y sin pluralidad política, como ocurrió en el régimen que gobernó México por casi un siglo.
No hay manera de contradecir a intelectuales y escritores como Roger Bartra y Mario Vargas Llosa; el primero, al advertir que con AMLO se repetiría la historia al reconstruir ese antiguo régimen, ese periodo del partido hegemónico (PRI) que el escritor peruano calificó de “Dictadura perfecta”.
El presidencialismo del Segundo Piso de la Cuarta Transformación es “La presidencia imperial” que empezó en 1940 durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, y terminó en 1997 cuando el PRI, perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, apuntó el escritor Enrique Krauze.
“El PRI fue un partido hegemónico, con el control de todas las gubernaturas y congresos”, escribió Krauze; pero se quedó corto el escritor, en el Segundo Piso cuatroté se hicieron del control del Poder Judicial Federal, y convierte así a Morena en el Partido-Estado.
En el presidencialismo del régimen priista, “el Congreso autorizaba todas las propuestas del Ejecutivo y los gobernadores acataban las disposiciones presidenciales (…) la mayoría de las políticas públicas y acciones del gobierno eran ordenadas o se coordinaban por el presidente en turno”, así lo retomó AMLO; con Claudia Sheinbaum se suma el control del Poder Judicial federal.
Surgido el partido Morena como un movimiento encabezado por la izquierda mexicana, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Efigenia Martínez, el movimiento fue tomado por asalto por López Obrador en alianza con priistas, para culminar con un Partido-Estado, al hacerse del control de los tres Poderes del Estado, como parte del segundo piso de la 4T con Sheinbaum.
Se trata de la nueva realidad en México con la restauración del viejo régimen priista hegemónico y absolutista que se replicará a pies juntillas en los estados, así lo decidieron en las urnas los 36 millones de votos, y no solo por los beneficiarios de los programas sociales de la 4T.
Para el ejercicio periodístico, la nota para la fuente política será lo que ocurra en el gobierno y Morena, como ocurrió durante la época del PRI, ante una oposición antes incipiente y ahora prácticamente anulada, víctimas de sus propios yerros e intereses mezquinos inconfesables.