POR SOMMELIER MICHELLE CARLÍN / @purpleandwine
¿Te has preguntado la razón por la cual las copas tienen diversas formas y tamaños?, ¿por qué algunas son más delgadas, con boca más ancha o más cerrada? o ¿por qué son más altas o más cortas?
Hemos hablado sobre las uvas y los cuidadosos procesos que siguen en bodega para elaborar un vino, sobre los aromas que podemos encontrar o incluso sobre cómo y por qué se usan tapones diferentes para cerrar las botellas, pero las copas son el engrane final para que el consumidor disfrute todo el trabajo que se realizó en el campo y la bodega, por lo tanto, requieren una atención especial.
Las copas son recipientes que se han modificado enormemente a lo largo de los siglos, se han ido puliendo y se han adaptado a las bebidas y las características de éstas, con la intención de conservar su temperatura, exaltar aromas y colocar la bebida en la parte justa de la boca para que las papilas gustativas perciban los sabores correctos; su altura, ancho y tamaño deben convivir en perfecta armonía para lograr la aprobación de los profesionales y el mercado en general; además, que éstas sean competitivas a través de diseños que se han sometido a estudios exhaustivos para determinar las formas justas para variedades blancas y tintas, o para estilos de vinos particulares; hemos visto incluso que se han creado copas para destilados como el tequila, siempre con la función de resaltar sus atributos.
Las copas en general poseen cuatro partes básicas; de abajo hacia arriba: la base, el talle, el cáliz o globo, y la boca; su forma y el diseño están relacionadas con el tipo de vino que se colocará. Existen diversas empresas especializadas que han ganado fama mundial gracias a los diseños de estos recipientes, los cuales en muchas ocasiones rebasan la practicidad.
Su forma
Las copas con bocas anchas son creadas para vinos cuyos aromas son intensos y requieren más oxígeno para evolucionar; las que poseen bocas cerradas son pensadas para vinos cuyos aromas sutiles se deben conservar con la mayor delicadeza posible.
¿Cómo elegir la copa correcta?
Piensa en lo siguiente: los vinos tintos toleran mayor temperatura, por lo tanto, pueden tener un globo o caliz más grande de lo normal, lo que sumado a la boca de la copa permitirán su evolución adecuada. Las copas diseñadas para vinos blancos suelen ser más pequeñas y menos voluptuosas, con menor capacidad, por lo que conservan más la temperatura, que suele ser más baja para los blancos.
Las diseñadas para espumoso tienen un cáliz alargado y están pensadas para conservar las burbujas –nucleación– y la temperatura a la vez. Las hay de varias piezas unidas o de una sola pieza creada de soplar el cristal de inicio a fin, representando todo un trabajo artesanal. Lo ideal es que sean transparentes, sin diseño tallado, pues la intención es apreciar el vino.
Si tienes oportunidad de catar un mismo vino en copas diferentes seguro podrás confirmar el hecho que se percibe de forma distinta. A final de cuentas, la intención es magnificar la experiencia del consumidor y hacer del vino más atractivo, desde el recipiente que lo contiene. Idealmente debemos tener copas para cada estilo, para disfrutar en su esplendor la personalidad de cada vino, pero si el presupuesto no lo permite al menos puedes tener copas de vino blanco, ya que conservan bien los tintos y preservan la burbuja en los espumosos.
Si eres amante del vino olvídate de las copas de cristal cortado de la abuelita: se ven hermosas, pero para hacer una cata no son requeridas y usualmente las formas no son las más adecuadas; así que esta es una excusa perfecta para adquirir copas correctas para cada ocasión.
