“De ninguna manera volveré a México; no soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”
Salvador Dalí

El surrealismo es un movimiento artístico surgido en la década de 1920 que se caracteriza por expresar imágenes irracionales. Propone una teoría de lo inconsciente y de lo irracional como medio para cambiar la vida, la sociedad, el arte y el hombre por medio de la revolución.

Estas definiciones del surrealismo artístico, expresado por André Bretón, podrían aplicarse perfectamente a la teoría política del populismo moderno; donde cada líder, con su propio estilo y retórica, distorsionan la realidad a través de discursos y significantes vacíos cargados de polarización y de una verdad tan relativa como la de un reloj derritiéndose en una obra de Dalí.

Porque en el México de hoy, vivimos un surrealismo tal, que hemos construido el “País de Nunca Jamás”; lo hemos construido como aquel lugar imaginario inventado por el escritor James M. Barrie, que dentro de una estrella, los niños (el pueblo) no alcanzan la edad adulta; y en el que también habitan los antagonistas como el malvado capitán Garfio y su tripulación (la oposición consciente); y que son malvados, precisamente porque son “los adultos” que razonan a través de datos verificables que buscan regresar a los ciudadanos a la realidad.

Sólo en este país de nunca jamás, el 54% de los votos consiguió el 75% del Congreso a través de interpretaciones a modo de la constitución, y a través de órdenes de aprensión a senadores y presiones a los jueces.

De esta manera, en Nunca Jamás, comenzaron a desmantelarse las instituciones democráticas de y los contrapesos al poder. Ahora la división de poderes está sostenida sobre alfileres.

Pregunta seria, en Nunca Jamás: ¿Creen ustedes que la delincuencia no meterá las manos en el proceso de selección de jueces y magistrados?

¡Qué responsabilidad para la ciudadanía consciente!

¿Qué México queremos? ¿Será la presidente de México alguien que gobierne para todos? ¿Navegaremos hacia las aguas por donde Cuba, Venezuela y Argentina encallaron hace décadas? ¿México crecerá económicamente? ¿Nos aislaremos aún más? ¿La educación será adoctrinamiento progresista y socialista? ¿Se terminará la violencia? ¿Calderón y los Reyes de España seguirán siendo los malos del cuento, como Adán y Eva fueron los responsables de todos los males en el mundo? ¿Hay gente capaz y honesta en el gobierno? ¿Hay gente ética?

Me dueles México, me dueles…

Queremos libertad y democracia para hacer que cada mexicano tenga un piso común de educación, salud, seguridad y patrimonio que le permitan vivir con dignidad.

En definitiva, tenemos que regresar al comienzo y comenzar una verdadera transformación ética y bien hecha. Una transformación con valores.

Termino con una frase reveladora sacada del País de Nunca Jamás y que revela las intenciones fantasiosas de caudillos mesiánicos que llegan como Peter Pan cada tres o seis años a embarcarnos en la fantasía de los otros datos y a robarnos lo único que nos queda: Esperanza.

“La idea más inquietante de todas las ideas del País de Nunca Jamás era si no sería de mala educación pensar sobre la buena educación”.

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