El pavo es uno de los platillos más representativos de la cena de Nochebuena en México, pero su consumo anual per cápita es apenas de 1.25 kilos por persona.
A pesar de su popularidad en las festividades, el consumo de pavo está lejos de alcanzar el de otras carnes, como el pollo, que registra un consumo de 33 kilos anuales por habitante.
Jorge Miguel Iriarte, del CEIEPAv de la UNAM, señala que el 90 % del consumo de pavo en México ocurre durante la temporada navideña, un patrón que se repite cada año.
La mayoría del pavo consumido en México es importado de países como Estados Unidos, Brasil, Chile y Canadá, que producen el 94 % de esta carne. Solo el 6 % es de producción nacional.
Entre los principales productores locales destacan Yucatán, Puebla, Estado de México, Veracruz y Tabasco, aunque la crianza de pavos enfrenta desafíos como el costo elevado y la gripe aviar.
El pavo es una carne magra, baja en grasas y rica en proteínas, lo que la convierte en una opción saludable. Sin embargo, su precio, de hasta 150 pesos por kilo, limita su acceso regular.
Además del pavo industrial, el guajolote, una especie nativa de México, tiene un gran potencial en la producción local. Criado a menor escala, su carne es igualmente nutritiva.
Aunque el pavo sigue siendo un ícono en la cena navideña, su consumo fuera de la temporada sigue siendo mínimo. Incrementar la producción nacional podría fomentar su disponibilidad durante todo el año.