Bye, bye, Ana Isabel
No lo cuente usted en voz alta, pero la delegada de la Secretaría de Gobernación federal, Ana Isabel Allende Cano, muy pronto deberá pedir varias cajas de jabón Roma para recoger todas sus pertenencias que se encuentran en su oficina. Fuentes muy bien informadas nos dicen que la exdirigente estatal del PRI dejaría de prestar sus servicios debido a que existen dos procedimientos administrativos en su contra y suma una serie de quejas por supuestos actos indebidos, en los que también se encuentra involucrado el exsubdelegado y marinista de hueso colorado Joe Hernández Corona. El enojo contra la exdiputada federal es tan grande que ya ni siquiera le toman las llamadas en las oficinas centrales. ¿Será?
Las prisas de Lastiri
Para el subsecretario federal Juan Carlos Lastiri Quirós el arribo de Enrique Ochoa Reza a la dirigencia nacional del PRI no es ninguna buena noticia, ya que es un político ajeno al grupo al que pertenece y que es liderado del secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong. Esta situación llevó al priista poblano a ampliar su propuesta de someter a una consulta a la base no sólo la designación del próximo candidato a la gubernatura sino también para elegir a todos los dirigentes del partido. La medida pretende amarrarle la manos al virtual líder nacional y dificultar la continuidad del actual dirigente local Jorge Estefan Chidiac. ¿Será?
Extraños comportamientos
Pues con la novedad de que el coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, dio su espaldarazo a Enrique Ochoa Reza ante su inminente arribo a la dirigencia nacional del tricolor. Lo interesante del movimiento es que don Emilio forma parte de la Nomenclatura, integrada por los dinosaurios de la política mexicana, quienes respaldan a Manlio Fabio Beltrones, quien ahora se encuentra en rebeldía contra el peñanietismo. ¿Será?
Curia activista
Aunque públicamente el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, asegure que no tiene nada ver en la revuelta contra la iniciativa que elevaría a rango constitucional la unión entre parejas del mismo sexo, sólo basta con pararse cualquier domingo en un templo católico para escuchar la arenga de los clérigos y su apasionada defensa de la familia tradicional.
