En México, las lenguas indígenas no son solo un medio de comunicación; representan la identidad y el legado cultural de comunidades con siglos de historia. Sin embargo, enfrentan un peligro crítico de extinción.
La desaparición de una lengua indígena es similar a la extinción de una especie: su pérdida implica la desaparición de una cosmovisión única e irrepetible.
De las 68 lenguas indígenas reconocidas oficialmente en México, muchas se encuentran en riesgo. Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando un hablante nativo deja de transmitir su lengua, esta empieza a desvanecerse.
México es el segundo país más diverso lingüísticamente en América, después de Brasil. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) reporta 68 agrupaciones lingüísticas y 364 variantes. Más de 7 millones de mexicanos hablan una lengua indígena, según el Censo de INEGI 2020.
Lamentablemente, alrededor del 60% de estas lenguas están en riesgo de desaparición, advierten el INALI y El Atlas de las Lenguas Indígenas de México.
La desaparición de una lengua es el resultado de procesos históricos de marginación, donde han sido desplazadas por lenguas hegemónicas como el español o el inglés. En la era de la globalización, las lenguas indígenas enfrentan aún más desafíos, ya que se perciben como menos útiles.
Sin embargo, las lenguas indígenas preservan saberes únicos sobre biodiversidad, prácticas medicinales y formas de relacionarse con la naturaleza. Muchas comunidades han protegido su entorno natural gracias a estos conocimientos.
Para salvar estas lenguas, es necesario fomentar su enseñanza en las escuelas y garantizar que los hablantes puedan utilizarlas sin prejuicios. Iniciativas como la digitalización de vocabularios y el uso en medios masivos son claves para la preservación.
Es vital empoderar a las comunidades indígenas como defensoras de su patrimonio lingüístico. Solo así podremos preservar la diversidad lingüística de México y revertir la extinción de estas lenguas.