La figura del Niño Dios que porta un billete en la mano, una cadena de monedas y el cuerno de la abundancia, es de las más solicitadas por los creyentes que mantienen la tradición de vestir estas imágenes para el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.

Dulce Cruz Pérez, comerciante del Mercado Hidalgo, aseguró que la gente pide esta representación en especial, para que los ayude a mejorar sus ingresos y mantener la estabilidad laboral ante la crisis económica.

“La gente quiere abundancia en su hogar, prosperidad en el trabajo, a veces viven momentos muy complicados y ponen su fe en sus niños y por eso le piden que les ayude con el dinero”, afirmó en entrevista para 24 HORAS.

Otros atuendos muy solicitados son del Niño Doctor o el del Amor, de San Judas Tadeo, de Ángeles, aunque en los últimos cinco años se incrementó la venta de vestimenta denominada Jerusalén.

Además, en el Mercado Hidalgo se ofertan las figuras del Consuelo, del Señor de las Maravillas, el Corazón de Jesús, el Ropón de Gala, de las Palomitas, Cristo Rey y Siete Dones, entre otros.

“Los vestidos de ángeles, que llevan alas, o los ángeles de la guarda, San Miguel Arcángel y Uriel son también de los más vendidos, pero los sacerdotes luego no los quieren bendecir porque van muy decorados”, reconoció Cruz Pérez.

Por su parte, Iván Centeno Téllez relató que desde 1974 su familia elabora una colección de vestidos cada año en Tepeaca, confeccionados de acuerdo con la fe de su madre, María Félix Téllez, quien murió hace tres meses.

“Mi mamá era muy religiosa, ella se inspiraba mucho en las experiencias de vida y la siguiente temporada, con el duelo que estoy pasando, me estoy inspirando en dejar ir y no retener, concentrarme más en el amor de María”, contó.

Los vendedores coincidieron en que, en los últimos años, las personas buscan más atuendos blancos o tejidos, tras el rechazo a las vestimentas de deportistas y arcángeles por parte de la Iglesia Católica.

“Sí nos llegan a pedir de futbolistas o algunos más raros, pero la verdad no los vendemos, no es lo que la religión pide y la gente los compra cada vez menos y se nos quedan”, reconoció Mariela Dávila.

Por su parte, Mariela Dávila, quien comenzó a vestir niños junto con su hermana hace 15 años, aseguró que el arropar a los Niños Dios se debe hacer con bondad, ya que muchas veces “no se dejan vestir, porque sienten mala vibra”.

Al contrario, otras figuras se sienten muy nobles y les transmiten emociones especiales al colocarles la ropa.

“Tenemos experiencias muy bonitas, porque son como muy milagrosos y hasta nos hacen llorar de la emoción de que los estamos vistiendo. Hay niños que vienen enojados y no se nos prestan para vestir y con otros, rápido; sentimos una sensación diferente por cada uno”, relató la comerciante.

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