Por dos años, Hermenegildo Islas, un joven de 23 años, vivió en una alcantarilla en la autopista México-Puebla, a la altura de Villa Frontera, al norte de Puebla.
Su techo era un triplay y sus paredes, el concreto húmedo de un túnel de drenaje. Pintó su refugio de morado, lo decoró con imágenes de santos y pequeños objetos que encontraba en la calle.
Su historia salió a la luz cuando trabajadores del Gobierno de Puebla, durante una jornada de mantenimiento, descubrieron su precaria vivienda entre la maleza.
Hermenegildo relató que es jardinero, pero la falta de oportunidades lo obligó a vivir en la calle. Originario de Citlaltépetl, Tlaxcala, llegó a Puebla buscando revivir recuerdos de su infancia.
Las altas rentas, la falta de empleo y la desesperación lo llevaron a refugiarse en el desagüe. Acondicionó su espacio y aprendió a convivir con la oscuridad y el frío.
Tras ser rescatado, las autoridades lo trasladaron a un refugio temporal. La Unidad Habitacional de Villa Frontera le acondicionó un espacio para dormir.
Además, el Gobierno de Puebla le proporcionó herramientas nuevas para que pudiera retomar su oficio. Desde el 25 de febrero, Hermenegildo trabaja en las jornadas de mantenimiento del estado.
Ahora, cuenta con un empleo estable, seguridad social y la oportunidad de reconstruir su vida. Las autoridades buscan localizar a sus familiares en Tlaxcala.