Al interior del Centro Municipal de Equinoterapia y Rehabilitación Integral (CMERI) del Sistema Municipal DIF, las y los cuidadores de personas con discapacidad o diagnósticos de enfermedades crónicas o terminales, también son sostenidos.
“A través de un Taller de Resiliencia y Autocuidado, los cuidadores aprenden a priorizar su bienestar mental, físico y emocional, con la finalidad de atender sus necesidades primero, antes que las de las personas enfermas y así tener una mejor convivencia familiar y social”, confirmó la psicóloga a cargo de este taller Gabriela López Martínez.
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En entrevista, la especialista e integrante del Departamento de Educación Social y Laboral del CMERI, explicó que el curso está dirigido a personas cuidadoras y se compone de ocho sesiones semanales, en las que se abordan contenidos teóricos y prácticos sobre resiliencia, autocuidado, autoconocimiento, inteligencia emocional, redes de apoyo, comunicación afectiva y herramientas para enfrentar situaciones adversas.
“El objetivo de este taller es que los cuidadores y las cuidadoras sean escuchadas. Es importante el bienestar de ambas partes, es importante también que, como cuidador, tenga inteligencia emocional y refuerce su conocimiento”, comentó.
De acuerdo con López Martínez, muchos de los asistentes llegan sin sentirse importantes, pues han relegado su bienestar personal al segundo plano, pero dicho espacio colectivo les permite reconocerse, expresar emociones contenidas y compartir experiencias con otras personas.
“El taller les permite exponer, de manera genuina, sus emociones. Muchas veces los cuidadores llegan sin haber sido escuchados, sin sentirse importantes, y el propio curso les permite externar sentimientos. Al final del día uno se da cuenta que no es solamente su experiencia, sino que otros también la comparten”, expresó.
Uno de los testimonios más representativos es el de María del Pilar Chávez Ramírez, quien enfrenta un tratamiento contra el cáncer, al tiempo que cuida a su hermano con discapacidad intelectual, tras el fallecimiento de su madre.
“Ha sido complicado. Al tener una discapacidad intelectual, es difícil entenderlo y sobrellevarlo. Lo del cáncer no ha sido difícil; más bien lo de mi hermano, porque no estaba preparada. Mi mamá lo cuidaba, lo llevaba al médico, le daba de comer. Para mí fue un golpe muy grande”, relató.
Chávez Ramírez afirmó que el taller la está ayudando a aceptar aquello que no está en sus manos cambiar: “Me van a dar herramientas, y eso es lo que vine a buscar”, agregó.
En tanto, para Jacqueline Serrano, madre de una niña con discapacidad, este espacio ha representado un reencuentro consigo misma. “Se me hizo importante encontrarme conmigo misma para ayudar a mi hija a sobresalir. Invito a todas las personas cuidadoras a que tomen este taller, les ayudará. La psicóloga nos escucha todo lo que traemos de nuestras emociones. Cada clase salimos contentas y viendo las cosas desde otro punto de vista”, dijo.
A su vez, Marisela Castillo, madre de un niño con autismo grado 1, agregó que el grupo le ha permitido ver su situación desde otra perspectiva: “Habitar el mundo como mamá era desconocido. Ahora lo ves con otra perspectiva, te vuelves consciente y vives distinto. Eso nunca lo esperas, sin embargo, como madre buscas de cualquier forma ayudar a tu hijo”.
La experiencia compartida con otras madres, padres y familiares que también cuidan, ha sido para ella un apoyo invaluable: “Me ha ayudado mucho emocionalmente porque veo a más personas que están en situaciones parecidas o un poco más complicadas, y todos nos ayudamos y damos nuestros puntos de vista”.
El CMERI abrirá un nuevo espacio para las personas cuidadoras que se interesen en unirse a este espacio de cuidado colectivo. Se llevará a cabo los próximos 4, 6 y 7 de agosto del presente año.
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