En México, más del 30% de la población joven enfrenta dificultades para solventar sus gastos sin recurrir a créditos o deudas. Así lo revela la Encuesta Nacional Sobre Salud Financiera (ENSAFI 2023), que confirma una tendencia preocupante: la falta de preparación en educación financiera entre universitarios.

Atrás quedó la etapa en la que papá y mamá resolvían todo. Hoy, matrícula, vivienda, alimentación y ocio se convierten en responsabilidades financieras que muchos no están preparados para manejar. Y aunque acceder a la universidad ya es un reto, mantenerse en ella sin comprometer el bienestar económico lo es aún más.

Primer paso: conocer tu flujo de dinero

En un contexto donde cada peso cuenta, es crucial que los estudiantes sepan exactamente hacia dónde se va su dinero. Muchos gastan sin control ni planificación, generando una espiral de ansiedad financiera.

La clave es sencilla pero poderosa: presupuestar. Ingresos como becas, apoyo familiar o trabajos de medio tiempo deben colocarse en una balanza junto con egresos fijos (renta, colegiatura) y variables (alimentación, transporte, salidas). Herramientas como Fintonic, Monefy o PocketGuard permiten registrar gastos y tomar decisiones conscientes.

Distingue entre lo que necesitas y lo que deseas

Una de las lecciones más duras pero útiles de la adultez financiera es entender la diferencia entre necesidad y capricho. ¿De verdad necesitas esa nueva prenda? ¿O es solo una compra emocional?

Aplicaciones como Wallet o métodos como el 50/30/20 ayudan a asignar recursos de forma más racional. Además, construir una cultura del ahorro desde joven genera beneficios a largo plazo, incluyendo una mejor relación con el dinero.

Haz rendir cada peso: estrategias prácticas

No se trata de sacrificar la experiencia universitaria, sino de optimizar recursos. La credencial estudiantil no solo abre puertas al conocimiento, también a descuentos en restaurantes, transporte, museos y servicios digitales.

  • Cocina en casa: planificar menús semanales no solo es más barato, sino más saludable.
  • Comparte vivienda: dividir la renta puede reducirla hasta un 50%.
  • Usa transporte público o bicicleta: es económico, ecológico y eficiente.

Ahorra para lo inesperado: fondo de emergencia

¿Un accidente, una reparación o un gasto médico imprevisto? Tener un fondo de emergencia, por mínimo que sea, puede evitar que una eventualidad se convierta en deuda.

Empieza con montos pequeños y constantes. Automatizar el ahorro evita caer en la tentación de gastarlo. Además, manejar bien el crédito —usarlo solo para gastos esenciales y pagarlo en su totalidad— fortalece tu historial sin endeudarte.

El dato es revelador: el 28.6% de jóvenes de 18 a 29 años reporta atrasos en el pago de sus deudas (CONDUSEF, ENSAFI 2023). Una cifra que evidencia la urgencia de enseñar desde la universidad cómo manejar el crédito con inteligencia.

Conclusión: el hábito financiero se construye hoy

Tomar control de tus finanzas personales no es una opción, es una necesidad. Cada elección que haces hoy —gastar o ahorrar, planear o improvisar— construye tu estabilidad futura.

La universidad es un laboratorio donde no solo se aprende teoría académica, también se forma el carácter financiero de los futuros adultos. ¿Estás listo para comenzar?

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