Trump extiende 90 días la pausa de aranceles para México en el marco de la renegociación comercial bilateral. El anuncio se dio a través de Truth Social, minutos después de una llamada con la presidenta Claudia Sheinbaum, quien confirmó que “se alcanzó el mejor acuerdo posible”.
La decisión llega justo cuando entraban en vigor aranceles globales para más de 80 países, con tasas que van del 10% al 50%, y con la Unión Europea como uno de los principales afectados. Para México, la medida representa un respiro, aunque los aranceles específicos al fentanilo, automóviles, acero, aluminio y cobre siguen técnicamente vigentes.
Trump escribió que “los aranceles están haciendo que Estados Unidos sea grande y rico de nuevo” y aclaró que se acordó una prórroga de 90 días con miras a cerrar un nuevo acuerdo comercial. El mensaje tiene una doble lectura: interna, como parte de su narrativa electoral; externa, como presión sobre México en temas como drogas, energía y burocracia comercial.
Sheinbaum respondió desde La Mañanera, destacando que se evitó un impacto arancelario del 30% y celebró que México “logró mejores condiciones que otras naciones”. Sin embargo, analistas advierten que esta tregua arancelaria se sostiene sobre una cuerda tensa, pues Estados Unidos exige la eliminación inmediata de “barreras no arancelarias”, entre ellas controversias laborales, trato a empresas energéticas y falta de órganos reguladores.
La presión sobre México no es aislada. Canadá, también parte del T-MEC, enfrentará un aumento del 25% al 35% en productos no cubiertos por el tratado. Mientras tanto, India, la Unión Europea y otras potencias enfrentarán tarifas que alcanzan el 50%, lo que podría desencadenar represalias comerciales en cascada.
Además, la Casa Blanca acusa a Canadá y México de no frenar suficientemente el flujo de opioides sintéticos como el fentanilo y el nitazeno, un nuevo compuesto que preocupa a las agencias sanitarias de EE. UU. Las menciones refuerzan la agenda de seguridad fronteriza que Trump promueve de cara a noviembre.
La revisión del T-MEC programada para junio de 2026 será clave. Si bien México evitó un golpe arancelario inmediato, aún persisten tensiones comerciales, regulatorias y diplomáticas que podrían resurgir si no se logra un consenso estructural.

