Los estados del sur de Estados Unidos concentran la mayoría de las detenciones migratorias realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante lo que va del segundo mandato de Donald Trump. Entre el 20 de enero y el 27 de junio de 2025, ICE reportó más de 109 mil detenciones, un incremento del 120% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Texas encabeza la lista, con casi una cuarta parte de los arrestos. Le siguen Florida (11%), California (7%), Georgia (4%) y Arizona (3%). En el extremo opuesto, Vermont, Alaska y Montana apenas sumaron un centenar de detenciones en conjunto. Este patrón no es aleatorio: se vincula con la proximidad fronteriza, la concentración de población migrante y el grado de cooperación entre autoridades locales y federales.

Colaboración estatal, clave en los arrestos

En estados como Texas y Florida, las agencias estatales y locales colaboran activamente con ICE, lo que facilita y acelera los arrestos. En contraste, en lugares como California, donde rigen políticas de mayor protección a migrantes, ICE debe invertir más recursos para operar fuera de las cárceles locales.

Esto ha provocado un aumento en las redadas en zonas urbanas, centros de trabajo y espacios públicos, sobre todo en ciudades santuario como Los Ángeles, donde las detenciones han escalado en medio de fuertes tensiones sociales.

Migración latinoamericana, la más afectada

De los más de 109 mil arrestos, la mayoría corresponden a personas originarias de América Latina y el Caribe. México lidera con 40 mil casos, seguido por Guatemala (15 mil), Honduras (12 mil), Venezuela (8 mil) y El Salvador (5 mil). Este perfil confirma la tendencia histórica de la migración irregular latinoamericana hacia Estados Unidos.

Además, la administración republicana amplió el alcance de ICE, eliminando filtros previos que solo permitían detener a personas con antecedentes penales. Hoy, cualquier persona en situación irregular puede ser arrestada, lo que ha acelerado las deportaciones: hasta junio, ya suman 150 mil expulsiones.

Miedo en las calles: el caso de Los Ángeles

El impacto humano es brutal. Alberto, un salvadoreño de 60 años, vive encerrado en su habitación desde hace semanas. Las redadas en Los Ángeles lo dejaron sin trabajo y sin posibilidades de salir. “Es un encierro que no se lo deseo a nadie”, dice. El miedo se instaló en comunidades enteras tras el despliegue de tropas federales en zonas migrantes.

Las redadas han sido particularmente duras en autolavados, fincas agrícolas y calles céntricas, reflejando una estrategia de hostigamiento operativo que ha redibujado el mapa del miedo para miles de migrantes en el país.

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