Suiza, cuna de marcas de lujo, relojes milimétricamente precisos y chocolates galardonados, enfrenta un desafío arancelario sin precedentes por parte de Estados Unidos. El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que impone un arancel del 39% a productos suizos, incluidos relojes, chocolate y queso, en el marco de su renovada guerra comercial global.
La medida, que entrará en vigor el próximo jueves, impactará a 66 países, incluida la Unión Europea, Taiwán y las Islas Malvinas, aunque Suiza recibió una de las cifras más elevadas. Solamente naciones como Laos, Myanmar y Siria enfrentarán tasas más altas.
La decisión sorprendió a los sectores industriales suizos, especialmente porque, en abril, Trump había propuesto un arancel del 31%, y un mes después, los negociadores suizos creían haber alcanzado un acuerdo. Sin embargo, el mandatario estadounidense lo desestimó sin explicación oficial.
La presidenta Karin Keller-Sutter calificó la cifra de “sorpresiva” y advirtió que el impacto podría ser severo para la economía suiza. De acuerdo con datos oficiales, el déficit comercial de EE.UU. con Suiza ascendió a 38,500 millones de dólares en 2024, un aumento del 56.9% respecto al año anterior. Analistas sugieren que el 39% fue simbólico: una forma de “equilibrar” las cuentas con una cifra cercana al déficit.
La industria relojera será una de las más afectadas. La Federación de la Industria Relojera Suiza expresó su frustración, ya que el país eliminó en 2024 todos los aranceles de importación sobre bienes industriales, mientras ahora sus exportaciones serán fuertemente gravadas.
Empresas como Nestlé, Lindt & Sprüngli, y farmacéuticas como Roche y Novartis, enfrentan una encrucijada: o trasladan el costo a los consumidores o absorben pérdidas millonarias. En palabras de Roger Wehrli, director de Chocosuisse, un aumento arancelario así podría equivaler a un incremento del 50% en los costos operativos, dada la cotización actual del dólar frente al franco suizo.

