Baches y política
Los agujeros provocados por las intensas lluvias en las calles de la capital poblana se convirtieron en el tema más importante del debate político estatal, especialmente entre los partidos Acción Nacional y Morena, que se responsabilizan mutuamente del mal estado de las vialidades de la ciudad. Resulta que Genoveva Huerta, secretaria general del PAN estatal, publicó un mensaje en X donde advierte que los guindas prometieron “transformar, pero ni el pavimento atienden. Con la lluvia los riesgos aumentan y las familias pagan el costo de la incompetencia. Urge un gobierno que sí escuche y resuelva”. En respuesta, la dirigente morenista, Olga Romero Garci-Crespo, aseguró que los “baches son resultado del abandono en el que dejaron Puebla” los ex alcaldes azules, Eduardo Rivera y Adán Domínguez, cuyos gobiernos calificó como “insensibles e ineficientes”. No obstante, sobre los tres años administrados por los panistas, pesan dos gobiernos estatales bajo las siglas del obradorismo y una alcaldesa, Claudia Rivera. Además, en su reciente visita a Puebla, la líder nacional, Luisa María Alcalde, aseguró que “donde gobierna Morena no hay baches, ni problemas de drenaje ni alumbrado público”. A estas alturas, cuando la ciudadanía pide soluciones, sería mejor reconocer una responsabilidad compartida entre las fuerzas políticas para empujar una mayor inversión en la infraestructura urbana, porque los dimes y diretes en redes no resuelven nada. ¿Será?
Saltar del barco
La sorpresiva renuncia de Néstor Camarillo Medina a la dirigencia estatal del Revolucionario Institucional y a su militancia de 20 años, dejó un mal sabor de boca en la clase política local, que observa cómo el antiguo “partidazo” se desmorona en la entidad, donde apenas gobiernan 37 municipios y tienen una sola curul en el Congreso del Estado, ocupada por la diputada local, Delfina Pozos, quien desde ayer es presidenta del Comité Directivo del tricolor. Tal parecería que el senador, que por cierto no pidió licencia a este cargo, saltó del barco antes de hundirse, una frase popular que refleja la falta de ética y hasta la deshonra para quien abandona una gran responsabilidad. No en balde, muchos priistas criticaron la conducción de Camarillo Medina durante las pasadas elecciones de 2024, donde prácticamente acaparó las candidaturas a su favor, como lo señaló su exsocio electoral, el panista Mario Riestra, quien lo calificó como “egoísta”. Y mientras Néstor decide qué hacer, en Movimiento Ciudadano ya le advirtieron que tendrá que “hacer cola”, si pretende buscar otro cargo a través de este partido. El senador dice que seguirá siendo opositor a Morena, pero, en el pasado reciente, vimos muchas conversiones inexplicables, verdaderos actos de contrición, para sumarse al partido oficial. ¿Será?
Compra de votos
Y si de democracia hablamos, los panistas del municipio de Puebla iniciaron el proceso interno para la renovación de la dirigencia local, con Guadalupe Leal y Manolo Herrera como los principales competidores al cargo. De entrada, la exdiputada local acusó compra de votos a través de apoyos sociales, como calentadores solares, acusación que su contrincante no respondió. Pero, si los blanquiazules critican el uso de los programas gubernamentales por parte de Morena, ¿cómo explicar esta presunta compra de conciencias entre sus propios militantes? ¿Será que, cualquier elección, necesita inversión? ¿Será?

