A mes y medio de la entrada en vigor del arancel del 17.09% al tomate rojo mexicano en Estados Unidos, el mercado nacional resiente un desplome histórico de hasta 30% en los precios, lo que ha dejado bodegas saturadas, comerciantes inconformes y productores con pérdidas millonarias.
En la zona metropolitana de Puebla y alrededores, el kilo de jitomate se vende ya en 10 pesos, cuando hace unos meses alcanzaba hasta 33 pesos. Según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), la caída se refleja tanto en consumidores como en productores: de 7.30 a 5 pesos por kilo en campo y de 33 a 23 pesos al menudeo.
La situación responde a una sobreoferta interna, derivada del bloqueo norteamericano por dumping y a las lluvias extraordinarias que impulsaron la producción. “La Central de Abasto está a tope, hay jitomate por donde le busques”, comentó Josué Sotelo, comerciante en el Estado de México.
A pesar de que el Gobierno mexicano fijó precios mínimos de exportación, los efectos aún no se sienten. Para Juan Carlos Anaya, director de GCMA, “el mercado sigue en incertidumbre y no se sabe cuál será la respuesta de Washington”, lo que pone en riesgo la competitividad agrícola mexicana.
El Departamento de Agricultura de EU (USDA) acusa a México de inundar su mercado a bajo costo, afectando a sus agricultores, mientras el consumidor mexicano se beneficia con precios más bajos a costa de la rentabilidad del campo.
La disputa comercial del jitomate se suma a otros frentes de tensión con Estados Unidos, como los aranceles al cobre, aluminio y la batalla por el barrenador del hueso del aguacate, lo que dibuja un escenario incierto para el futuro de las exportaciones agroalimentarias mexicanas.

