Las barreras no arancelarias que Estados Unidos exige a México retirar pueden convertirse en una herramienta de presión estratégica ante la revisión del T-MEC, consideran expertos.

El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, solicitó retirar estas barreras durante su primera visita oficial a México, enfocándose en sectores clave como energía, telecomunicaciones y agricultura.

Eduardo Pérez Motta, extitular de la Comisión Federal de Competencia, destacó que México ha implementado decisiones que podrían considerarse violatorias del T-MEC, incluyendo restricciones a la energía y el maíz transgénico.

“Todo esto puede ser usado como parte de la negociación, para que México mantenga estas barreras y logre concesiones antes de iniciar las conversaciones con Estados Unidos”, explicó Pérez Motta.

La Coalición para el Comercio de América del Norte (CNAT), conformada por empresarios de México, Canadá y Estados Unidos, busca defender la extensión del T-MEC frente a las presiones bilaterales.

Janneth Quiroz Zamora, directora de análisis económico de Grupo Monex, señaló que la Oficina del Representante Comercial estadounidense identificó más de 50 obstáculos comerciales impuestos por México, generando tensión previo al inicio de la revisión.

El 4 de octubre comienzan los procesos preparativos para la revisión del T-MEC, mientras que la prórroga de 90 días de la pausa arancelaria de 25% vence el 31 de octubre, aumentando la presión para resolver diferencias.

Entre los puntos conflictivos se incluyen demoras de hasta dos años en la autorización de dispositivos médicos y farmacéuticos, así como restricciones a la importación de maíz y algodón genéticamente modificado.

Estas medidas reflejan la complejidad de las negociaciones bilaterales y la importancia de las barreras no arancelarias como instrumento de negociación en el comercio México-Estados Unidos.

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