El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue condenado a 27 años y tres meses de cárcel por intento de golpe de Estado, en un juicio calificado de histórico.
La Corte Suprema lo responsabilizó de liderar una organización criminal armada que intentó aferrarse al poder tras perder las elecciones de 2022 contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La defensa adelantó que presentará un recurso contra la sentencia, incluso a nivel internacional, al considerar las penas “absurdamente excesivas” y motivadas por intereses políticos.
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La trama habría incluido un plan para asesinar a Lula, aunque no se ejecutó por falta de apoyo militar. Siete exministros y jefes militares también fueron sentenciados.
El republicano Donald Trump calificó la condena como “sorpresiva”. El secretario de Estado, Marco Rubio, advirtió que Estados Unidos “responderá en consecuencia” y amenazó con medidas contra Brasil.
El gobierno brasileño rechazó las declaraciones. La cancillería aseguró que las amenazas extranjeras “no intimidarán” a la democracia, reafirmando la independencia de la justicia nacional.
En el Congreso, la derecha busca aprobar una amnistía que beneficiaría a Bolsonaro y a cientos de seguidores condenados por el asalto a los poderes en Brasilia el 8 de enero de 2023.
El senador Flávio Bolsonaro afirmó que su padre mantiene “la cabeza en alto” y aseguró que lucharán políticamente para revertir la decisión judicial.
El caso divide a la sociedad. Mientras algunos celebran la condena como defensa de la democracia, otros la consideran una estrategia para eliminar a Bolsonaro de la carrera presidencial.
Brasil se prepara para las elecciones de 2026, donde Lula podría buscar la reelección. La sentencia marca un precedente histórico en la justicia brasileña.

