Ucrania intensificó el fin de semana su ofensiva en territorio ruso, realizando operaciones de sabotaje ferroviario y ataques con drones que dejaron al menos tres muertos y aumentaron la tensión.
El servicio de inteligencia militar ucraniano (GUR) reivindicó la explosión de un tramo de vía en la región de Leningrado, donde un tren de mercancías con 15 cisternas se descarriló y fue destruido.
Moscú aseguró que los vagones estaban vacíos. Otro descarrilamiento en la misma zona causó la muerte de un maquinista, mientras que un ataque en Oriol mató a tres miembros de la Guardia Nacional rusa.
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La ofensiva se extendió más allá del frente ferroviario. Kiev reportó un ataque con drones a una planta química en Perm, especializada en productos para explosivos. El ataque fue admitido, pero la fábrica operaba con normalidad.
El uso de drones rusos provocó incidentes internacionales. Rumania denunció la intrusión de un dron ruso en su espacio aéreo, calificándolo de “nuevo desafío” para la seguridad del mar Negro.
El Ministerio de Defensa rumano explicó que el dron sobrevoló varias localidades fronterizas durante 50 minutos y que no se abrió fuego por riesgo colateral. Bucarest llevará el caso a la ONU.
La Unión Europea respaldó a Rumania. Alemania reforzó la vigilancia con cazas Eurofighter, mientras Estados Unidos condicionó nuevas sanciones a Rusia a cambios en las importaciones de petróleo ruso.
Los sabotajes ferroviarios, los ataques con drones y las incursiones aéreas perfilan un escenario más volátil, donde la guerra en Ucrania desborda fronteras y aumenta el riesgo de una confrontación regional.

