La Unión Europea aprobó la compra de Versace por parte de Prada, tras concluir que la operación no generará problemas de competencia en el mercado de la moda de lujo.
En abril, Prada anunció la adquisición de Versace por 1.465 millones de dólares al grupo estadounidense Capri Holdings, consolidando la creación de un grupo italiano de alta costura más competitivo.
La nueva alianza alcanzará una facturación superior a 7.035 millones de dólares, posicionándose frente a gigantes como LVMH y Kering, líderes globales del sector de la moda y accesorios de lujo.
La diseñadora Donatella Versace, quien asumió la dirección creativa en 1997 tras la muerte de Gianni Versace, anunció su salida antes de la compra, siendo sustituida por Dario Vitale.
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Vitale, proveniente de Prada y exdirector creativo de Miu Miu, liderará la estrategia creativa de Versace, mientras que Donatella ocupará el rol de embajadora principal para fortalecer la transición de la marca.
En abril de 2025, la venta de Versace se concretó por 1.250 millones de euros, tras enfrentar caídas del 6,6% en ventas y dificultades financieras bajo Capri Holdings.
La frustrada fusión con Tapestry, matriz de Coach y Kate Spade, empeoró la situación de Capri, lo que impulsó la venta a Prada como parte de una estrategia de reestructuración.
Para Prada, esta compra refuerza su papel como líder global del lujo, uniendo a dos de las casas italianas más emblemáticas, con el objetivo de revitalizar a Versace y ampliar su presencia internacional.
Con este movimiento, Italia se consolida como un referente en la industria de la moda, proyectando un crecimiento sostenido en el mercado de la alta costura internacional.

