Bruselas entra en una nueva era de defensa. Tras un mes de alarmas en el espacio aéreo europeo, la Comisión Europea lanzó la Hoja de Ruta de Preparación para la Defensa 2030, que contempla un escudo antidrones continental ante la creciente amenaza rusa.
El detonante fue la penetración de 20 drones rusos en el espacio aéreo polaco a inicios de septiembre, incidente que activó el Artículo 4 de la OTAN y provocó una respuesta inmediata con cazas aliados que derribaron tres aparatos. Ante ello, Bruselas decidió no esperar más y elevar la Iniciativa Europea de Defensa contra Drones a un nivel inédito.
La red —que integrará radares, sensores acústicos, inteligencia artificial, inhibidores de interferencias, drones interceptores y misiles— promete estar plenamente operativa para finales de 2027. Según Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE, “los drones ya están redefiniendo la guerra”, advirtiendo que el riesgo “no desaparecerá ni siquiera con el fin del conflicto en Ucrania”.
El proyecto busca interoperabilidad total con la OTAN. El secretario general, Mark Rutte, afirmó que ambas entidades ya están probando defensas conjuntas. Sin embargo, Francia y Alemania se muestran escépticas. El presidente Emmanuel Macron advirtió que el plan es “más complejo de lo que parece”, mientras el ministro alemán Boris Pistorius prevé que los plazos podrían superar los cuatro años.
Mientras tanto, Moscú niega cualquier intención hostil, culpando a la OTAN de fabricar provocaciones. Sin embargo, reportes recientes confirman la presencia de drones rusos en Rumanía, Dinamarca y Alemania.
El escenario se complica con la esperada cumbre Trump-Putin en Budapest, donde se espera que se defina el rumbo de la seguridad europea para las próximas décadas. Europa, por ahora, acelera su paso: el futuro de su cielo digital y militar está en juego.

