La mañana de este jueves 30 de octubre, medios en Honduras confirmaron la muerte del narcotraficante Juan Ramón Matta Ballesteros, uno de los capos más temidos de los años 80. El hondureño, de 80 años de edad, falleció en una prisión de Estados Unidos, donde cumplía una larga condena por delitos relacionados con el narcotráfico internacional.

Según la información proporcionada por su familia, el deceso se habría producido por complicaciones de salud, aunque las autoridades aún no detallan las causas exactas. Hace unas semanas, su defensa había solicitado una “liberación compasiva” debido a su delicado estado, sin embargo, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito de California revocó la medida, manteniéndolo tras las rejas.

El poderoso capo hondureño padecía insuficiencia cardíaca congestiva, demencia tipo Alzheimer, EPOC, ceguera parcial y cáncer de próstata, lo que lo mantenía completamente postrado.

Matta Ballesteros fue uno de los principales enlaces entre el Cártel de Medellín y el Cártel de Guadalajara, fungiendo como puente clave entre Pablo Escobar y Miguel Ángel Félix Gallardo durante la era dorada del narcotráfico en Latinoamérica.

Su nombre también fue vinculado con el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, ocurrido en 1985, hecho que marcó un antes y un después en la guerra antidrogas de Estados Unidos.

Capturado en 1988 en Tegucigalpa, Matta Ballesteros fue extraditado y sentenciado en territorio estadounidense, donde finalmente murió, cerrando así uno de los capítulos más oscuros del narcotráfico latinoamericano.

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