¿Sueño americano?

El caso del chef poblano Ruperto Vicens Márquez vuelve a poner sobre la mesa una de las mayores contradicciones del sistema migratorio de Estados Unidos, un país que se beneficia del trabajo de los inmigrantes, pero que al mismo tiempo los persigue con mano de hierro. Arrestado cuando se dirigía a su restaurante en Nueva Jersey, Vicens Márquez encarna el drama silencioso de miles de trabajadores que sostienen sectores enteros de la economía norteamericana, sin gozar del reconocimiento legal que les corresponde. Aunque el poblano cuenta con un permiso de trabajo vigente hasta 2028 y está en proceso de regularizar su estatus migratorio, el Gobierno de Donald Trump lo redujo a la categoría de “extranjero ilegal” y lo puso a disposición de la maquinaria burocrática de deportación. Más allá del caso individual, el arresto del chef expone una política migratoria que privilegia el castigo sobre la integración. Las redadas y detenciones en el área de Nueva York ya forman parte del ambiente local, como han referido otros migrantes poblanos que evitan salir a la calle, a pesar que detrás de ellos hay una historia de esfuerzo y arraigo. La paradoja es amarga: el país que presume de ser tierra de oportunidades detiene a quienes encarnan, con su trabajo, la esencia del sueño americano. ¿Será?

Adiós al Relicario

La decisión de demoler la Plaza de Toros El Relicario, marca el cierre de una etapa en la historia reciente de Puebla y abre paso a un nuevo modelo de espacios orientado a la diversidad cultural. El anuncio del gobernador, Alejandro Armenta, sobre la creación del Fórum “Pensar en Grande” refleja una tendencia hacia la reconversión de recintos capaces de albergar espectáculos artísticos, culturales y deportivos. El nuevo foro tendrá una capacidad proyectada de siete mil 500 personas y formatos adaptables, con palenque, arena y lienzo charro. Mientras tanto, la demolición de la Plaza El Relicario, inaugurada en 1988 y símbolo del auge taurino local, representa un cambio en las prioridades del estado. Más allá del debate sobre la tauromaquia, la transformación del recinto puede interpretarse como un intento de actualizar la infraestructura de espectáculos y promover actividades con mayor alcance social. Con ello, Puebla se suma a una tendencia nacional que busca sustituir espacios de uso exclusivo por centros de entretenimiento con vocación integral. ¿Será?

Crisis institucional

La renovación del Sindicato de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla y Organismos Descentralizados (STSPEPyOD) llega envuelta en una crisis institucional. El simple hecho de que la Secretaría de Gobernación tenga que “vigilar” la asamblea programada para este jueves, revela la magnitud del deterioro interno de una organización que, en teoría, debería ser ejemplo de autonomía y representación laboral. Más aún, el antecedente de enfrentamientos en la sede sindical de la colonia Maravillas muestra que la lucha por el poder dentro del STSPEPyOD ha rebasado los cauces del diálogo, derivando en una pugna donde predominan los intereses personales sobre la defensa colectiva.  En un momento en que el sindicalismo mexicano debería renovar su legitimidad mediante la participación libre y la rendición de cuentas, el caso del STSPEPyOD refleja una contradicción persistente: la renovación que se anuncia podría terminar siendo solo un ajuste de rostros, no un cambio de prácticas. ¿Será?

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