Generación Z

La ciudad de Puebla se unió este sábado a la denominada Marcha de la Generación Z, una movilización que simultáneamente tomó distintas capitales del país. Ataviados de blanco y enarbolando numerosas banderas nacionales, los asistentes avanzaron por el Centro Histórico para exigir el cese de la violencia que cobró la vida del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. La protesta congregó a ciudadanos de diversos rangos de edad, muchos de ellos portando el sombrero que se volvió símbolo del edil asesinado. En sus consignas demandaban mayores garantías de seguridad y dirigieron mensajes a la presidenta de México: “Claudia, escucha, esta también es tu lucha”. Los participantes rechazaron pertenecer a la Generación Z; tampoco aceptaron ser bots ni identificarse con alguna corriente política, subrayando su derecho legítimo a expresarse públicamente. Al arribar a Casa Aguayo e intentar aproximarse a las instalaciones de la Secretaría de Gobernación estatal, se registraron empujones y daños en el parabrisas de una patrulla. El incidente más delicado ocurrió cuando un joven vestido de negro arrojó una piedra contra un adulto mayor presente en la zona. Fueron los propios manifestantes quienes persiguieron al presunto agresor, señalado como infiltrado para generar caos, lo retuvieron y lo entregaron a la Policía Estatal, no sin antes propinarle algunos golpes. A diferencia de lo sucedido en la Ciudad de México, donde hubo choques entre uniformados y ciudadanos, en Puebla la jornada concluyó prácticamente sin mayores consecuencias, salvo el episodio ya narrado. No obstante, la marcha volvió a dejar al descubierto el profundo clima de polarización que permea las expresiones públicas en el país, especialmente cuando la población reclama aquello que percibe como obligaciones incumplidas por parte del Gobierno. ¿Realmente cambiará algo? ¿Será?

El viejo PRIAN

Por su parte, el Comité Directivo Estatal de Morena emitió una serie de precisiones en torno a la movilización, buscando contextualizar el significado político del evento y cuestionar tanto su origen como sus propósitos. De inicio, advirtió que la convocatoria difundida en redes sociales habría implicado un gasto cercano a ocho millones de pesos destinados a la contratación masiva de bots. Para el movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador, la marcha “se presentó como una demostración juvenil y espontánea”, pero en realidad, aseguran, “estuvo encabezada por los mismos personajes que históricamente han pertenecido al viejo PRIAN y a la derecha tradicional”. Durante la conferencia de prensa de este domingo, la líder estatal, Olga Lucía Romero Garci-Crespo, profundizó en este señalamiento al afirmar que “la llamada guerra sucia del PRIAN no puede competir con un proyecto que posee legitimidad popular, claridad moral y una fuerza social consolidada a lo largo de los años”. A su juicio, las estrategias mediáticas y los manuales de manipulación asociados a la oposición no lograrán frenar un proyecto que, según sostuvo, ha demostrado capacidad de organización territorial, cohesión interna y respaldo social. Romero Garci-Crespo enfatizó además que “Puebla no será un laboratorio de guerra sucia ni quedará sometida a los intereses particulares de unos cuantos”. Con ello, la dirigencia de Morena desacredita la autenticidad del movimiento, subraya la supuesta manipulación detrás de su convocatoria y reafirma la legitimidad de la fuerza numérica y simbólica de su base social. ¿Será?

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