El devastador incendio en el complejo residencial Wang Fuk Court, en Hong Kong, alcanzó este viernes un saldo de 128 muertos, convirtiéndose en la tragedia más letal de la ciudad en décadas. Autoridades confirmaron la detención de ocho personas vinculadas a las obras de renovación, en medio de crecientes señalamientos por corrupción, fallas en andamios de bambú e irregularidades en sistemas de emergencia.
Familiares continúan en una desesperada búsqueda, recorriendo hospitales y morgues en la zona de Tai Po, donde más de un centenar de personas permanecen desaparecidas. Las llamas, que se originaron el miércoles y ardieron por más de 40 horas, se propagaron rápidamente por los tradicionales andamios y mallas plásticas inflamables que envolvían los edificios en reparación.
Entre los detenidos hay dos jefes de obra, dos responsables de la oficina de renovación, tres subcontratistas del andamiaje y un intermediario, según una comisión local. El jefe de seguridad, Chris Tang, reveló que solo 39 víctimas han sido identificadas, mientras que se registran 79 heridos y más de cien personas sin localizar.
Las primeras pesquisas apuntan a que los sistemas de alarmas contra incendios “no funcionaban correctamente”, lo que obligó a residentes a alertarse puerta por puerta. El jefe de bomberos, Andy Yeung, anunció que habrá “medidas coercitivas” contra los contratistas responsables de estas fallas críticas.
Equipos de rescate continúan recuperando cuerpos entre los escombros calcinados, mientras la comunidad hongkonesa ha organizado un masivo esfuerzo solidario, con centros de acopio, apoyo médico y asistencia psicológica. El gobierno adelantó que inspeccionará todas las urbanizaciones con obras mayores y evalúa sustituir los andamios de bambú por estructuras metálicas.
La magnitud del siniestro recuerda a la tragedia de 1948, cuando un incendio dejó al menos 135 muertos. Hoy, Hong Kong revive su peor pesadilla, marcada por presunta negligencia, corrupción y un sistema de seguridad que falló cuando más se necesitaba.

