A horas del sorteo del Mundial FIFA 2026, México enfrenta tareas pendientes en materia migratoria, pese a su reconocida hospitalidad y a la expectativa de recibir más de 5.5 millones de turistas. El especialista Teodoro Serralde advierte que, aunque existe capacidad técnica para atender visitantes, no hay una política de Estado que articule sectores y garantice un beneficio económico real a través del flujo internacional.

El abogado señala que México carece de una estrategia administrativa sólida para agilizar procesos de visas, verificar antecedentes y anticipar la llegada de países con culturas diversas, a diferencia de Estados Unidos, donde existen restricciones puntuales. “La apertura social mexicana permitirá recibir a cualquier nación”, afirma, aunque reconoce que la estructura gubernamental “aún no está lista para operar con eficiencia”.

Otro flanco crítico es la seguridad, un factor que impacta la percepción internacional. Serralde subraya que la organización del evento ha evidenciado deficiencias urbanas, desde accesos improvisados hasta rediseños exprés en las sedes CDMX, Guadalajara y Monterrey, lo que podría afectar la experiencia turística. “Me preocupa que no logremos transmitir una verdadera sensación de seguridad”, advierte.

Pese a los rezagos, el especialista confía en que México mostrará su esencia hospitalaria y que el país puede aprender de modelos como Japón, cuyo orden y cultura cívica podrían aportar referencias positivas si llega a competir en alguna sede. Con la elección de rivales aún pendiente y el país ubicado en el bombo 1, México debe acelerar decisiones clave para maximizar el impacto económico y social del torneo futbolístico más importante del planeta.

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