“Vivimos del aplauso, pero cuando baja el telón volvemos a ser personas reales”, reflexiona Azael Montecristo, quien hoy encarna a Hernán Cortés en la monumental obra La Malinche, producción de Nacho Cano que ha revolucionado el escenario del Frontón México.
Su historia comenzó a los siete años, cuando quedó fascinado con películas de Antonio Banderas, especialmente El Zorro y El Pistolero, inspiración que marcó su vocación artística. En Guadalajara, su ciudad natal, inició formación musical con piano, guitarra y canto, aunque más tarde cursó Derecho —una carrera que siempre supo que no ejercería— para finalmente entregarse a la actuación.
Con siete años de trayectoria, ha compartido escena con figuras como Marco Pérez, ícono del nuevo cine mexicano. Hoy, Montecristo enfrenta uno de los mayores retos de su carrera: interpretar a un personaje histórico frente a un aforo de mil 500 espectadores y dentro de una producción que reunió a más de 50 actores y demandó modificaciones especiales al inmueble.
Para Azael, La Malinche es más que teatro: “Une dos culturas y muestra un capítulo imprescindible de nuestra historia. México debería tener esta puesta de forma permanente”. Su aspiración no se detiene: sueña con actuar en obras de Shakespeare, protagonizar Jesucristo Súper Estrella y, algún día, pisar los escenarios de Broadway, aunque reconoce que Londres y Madrid hoy marcan tendencia en el teatro musical.
Montecristo tiene claro que su destino estaba frente al telón. Su interpretación de Hernán Cortés confirma que, aunque el aplauso se apague, su compromiso con el arte apenas comienza.

