Municipios sin fondos

La solicitud de adelantos de recursos por parte de 23 municipios para cerrar el año fiscal, reveló la fragilidad financiera y la falta de planeación en la administración pública local. Que ayuntamientos como Huejotzingo, Cuetzalan o Zacapoaxtla requieran entre 600 mil y hasta 20 millones de pesos para cumplir con obligaciones como aguinaldos, nóminas e impuestos rezagados, no puede interpretarse como un hecho aislado ni atribuible a las presiones del cierre de año. El problema es estructural. Cada diciembre se repite el mismo guion: municipios sin liquidez, trabajadores en incertidumbre y gobiernos estatales obligados a fungir como salvavidas financiero. La pregunta obligada es ¿dónde quedó la previsión presupuestal durante el resto del ejercicio fiscal? El llamado del gobernador, Alejandro Armenta, a que los ediles “salgan a trabajar” y no bajen la guardia durante las fiestas decembrinas, tiene un claro mensaje político. Pero, más allá del exhorto, el adelanto de recursos plantea un dilema para el Gobierno estatal: apoyar a los municipios para evitar conflictos laborales o sentar un precedente que perpetúe la dependencia. Sin mecanismos de supervisión, estos rescates terminan siendo paliativos que no corrigen el problema de fondo, ya que muchos gobiernos municipales funcionan con una planeación más política que técnica. ¿Será?

Aprueban egresos

La discusión del Proyecto de Egresos 2026 para el municipio de Puebla en la Comisión de Patrimonio y Hacienda Pública, dejó al descubierto las tensiones que acompañan la definición del gasto público local. Durante la sesión, regidores de oposición y del bloque mayoritario intercambiaron señalamientos, en un contexto marcado por acusaciones de premura y falta de información. Mientras integrantes del PAN cuestionaron que el proyecto fuera sometido a revisión sin el tiempo ni los insumos necesarios, representantes de Morena defendieron el procedimiento al argumentar que se respetaron los plazos legales y que el documento estuvo disponible para su consulta. Pese a los reclamos expresados, el gasto municipal fue aprobado, en un episodio que evidenció los retos recurrentes para lograr procesos de deliberación presupuestal que generen consenso y confianza entre las distintas fuerzas representadas en el Cabildo. ¿Será?

Hackeo desmentido

El presunto hackeo a la Policía Cibernética de Puebla respondió más a una exageración que a un ataque comprobado. Aunque un usuario en un foro de ciberdelincuencia aseguró haber vulnerado sistemas de la corporación y difundió números telefónicos de autoridades municipales, hasta ahora no existe evidencia técnica que confirme un acceso a sistemas internos. Las inconsistencias del propio anuncio, desde el idioma utilizado hasta la supuesta explotación de una vulnerabilidad de día cero, restan credibilidad a la versión del atacante. La Secretaría de Seguridad Pública sostiene que la filtración se originó en un grupo de WhatsApp donde participan presidentes municipales y directores de seguridad, principalmente de la Sierra Nororiental, lo que explicaría el alcance limitado de los datos expuestos. El caso revela una lección recurrente en materia de ciberseguridad: no toda filtración equivale a un hackeo. Sin embargo, también subraya la fragilidad de los canales informales de comunicación utilizados por funcionarios públicos, donde un descuido puede convertirse en un problema de percepción y confianza institucional. ¿Será?

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