El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una proclama que amplía el veto migratorio, con el objetivo de reforzar la seguridad nacional y mejorar sistemas de control de identidad.
La medida incluye a siete nuevas nacionalidades, que se suman a una lista previa de 12 países, profundizando una estrategia migratoria restrictiva de su administración. La mayoría de los afectados se encuentran en África.
Se impondrán prohibiciones totales de viaje para ciudadanos de Burkina Faso, Malí, Níger, Sudán del Sur y Siria, además de personas con documentos emitidos por la Autoridad Palestina.
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La Casa Blanca indicó que la decisión busca impedir la entrada de extranjeros sobre los cuales Estados Unidos carece de información suficiente para evaluar riesgos a su seguridad y principios fundacionales.
En América, solo Cuba y Haití permanecen bajo veto estadounidense, manteniendo restricciones de viaje históricas.
La inclusión de Siria ocurre tras un ataque del Estado Islámico que dejó tres estadounidenses muertos, y refleja la falta de autoridad central confiable para emitir pasaportes válidos.
El endurecimiento del veto coincide con el tiroteo del 26 de noviembre en Washington, donde fallecieron dos miembros de la Guardia Nacional.
El presunto responsable era un ciudadano afgano con asilo estadounidense tras colaborar con la CIA, lo que la Casa Blanca citó como ejemplo de los riesgos del sistema de admisión de extranjeros.
La medida refuerza la política de seguridad de Trump, centrada en proteger a la nación frente a amenazas externas y fallas en los mecanismos migratorios de países con control limitado.

