Con la llegada del año nuevo, el cuidado de la salud vuelve a ser prioridad. Entre los propósitos frecuentes destaca reforzar hábitos saludables y realizar chequeos médicos para detectar enfermedades oportunamente.
Una de las condiciones que requiere mayor visibilidad es el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP), un padecimiento ginecológico que afecta el aparato reproductor femenino y carece de cura definitiva.
De acuerdo con el Dr. Miguel Corres Molina, ginecólogo con especialidad en oncología, el SOP es una condición con la que se nace y que exige tratamiento continuo durante la vida.
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El especialista explica que el SOP se relaciona con un descontrol hormonal, específicamente niveles elevados de hormonas masculinas en mujeres, fenómeno conocido como hiperandrogenismo.
El diagnóstico inicia con síntomas clínicos que las pacientes pueden identificar: presencia de vello en bigote, barba, pezones o abdomen, acné, seborrea y menstruaciones esporádicas o ausentes.
Algunas mujeres experimentan aumento de peso o alteraciones metabólicas, aunque este aspecto no constituye un criterio diagnóstico esencial.
Para confirmar el SOP, el médico combina tres elementos: evaluación clínica, ultrasonido pélvico para observar cambios en los ovarios y estudios de sangre que midan hormonas como testosterona y hormona antimülleriana.
El tratamiento contempla dos rutas principales. Las intervenciones no farmacológicas incluyen reducir alimentos ultraprocesados, disminuir azúcares simples y realizar ejercicio regular.
Las intervenciones farmacológicas se ajustan a los síntomas. Si existe ausencia de menstruación, se recurre a medicamentos reguladores. En casos de infertilidad asociada al SOP, se indican fármacos específicos.
Un diagnóstico tardío puede afectar la calidad de vida, impactar el bienestar emocional y retrasar atención médica que prevenga complicaciones futuras.
Expertos recomiendan escuchar al cuerpo, consultar especialistas en salud femenina y evitar normalizar malestares persistentes.