El dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, pidió perdón a Alcalá Ruiz por no respaldarla cuando fue candidata a la minugubernatura
Por Guadalupe Juárez
Es jueves 28 de enero. La Octava Reunión Plenaria sirvió de escenario para que el senador Emilio Gamboa Patrón destapara a Blanca Alcalá Ruiz como candidata del tricolor para intentar recuperar la gubernatura en Puebla.
Las lágrimas rodaron por las mejillas de la coordinadora de la comisión de Cultura en el Senado, su voz se quebró, agradeció la confianza depositada en ella, limpió sus ojos con las yemas de los dedos.
Es jueves, ahora 11 de agosto. Dos meses y seis días después de la estrepitosa caída del tricolor en la entidad. De nuevo las lágrimas brotan de sus ojos. Se encuentra frente a los liderazgos de todos los niveles del priismo poblano. Le piden perdón.
El partido, a decir de su dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, “no fue lo suficientemente rápido ni lo suficientemente enérgico para defenderla de los ataques” del pasado proceso electoral.
Se limpia las lágrimas, está conmovida, no es para menos.
“A nombre del partido te ofrecemos (Blanca Alcalá) una disculpa y que sea aquí en Puebla donde nos comprometamos… (aplausos) a defender a todas las mujeres del PRI”, le dice el presidente del Comité Ejecutivo Nacional, mientras camina hacia ella para darle un beso en la mejilla y fundirse en un abrazo. Las palabras, además, son respaldadas con un minuto de aplausos.
Tres horas después, frente a miles de militantes mujeres, en el discurso tras recibir el cobijo de la dirigencia nacional, Blanca Alcalá es contundente. Minutos antes, el dirigente estatal, Jorge Estefan Chidiac, haría eco de lo acordado en la reunión con los líderes. “Una mujer honesta”, dice al dirigirse a la ex caldesa.
Ella asegura que los agravios en su contra quedaron atrás; es más, dice, su discurso no se centra en su experiencia.
“Muchos de ustedes pensarán que de haber sido la protagonista de la pasada contienda electoral, simplemente mi discurso podría traer a la memoria los días complejos en los que transcurrió la elección. Más aún, podría señalar lo que representó se cuestionara el derecho como mexicana a aspirar a gobernar Puebla”. Hace una pausa. Los aplausos y las porras no la dejan continuar. Retoma el aire.
“Podría hablar de la denuncia que se tuvo que hacer a hechos o circunstancias que fueron manipuladas, pero que fueron efectivas al ser utilizadas como contracampaña”, expone ante el Auditorio de la Reforma, a unos metros de Casa Puebla, aquella que deseó ocupar.
Y dos meses después, por fin Blanca Alcalá reconoce. “Un estado en donde somos oposición exige poder evaluar con enorme rigor nuestras circunstancias y también con enorme serenidad a enfrentar la realidad, a hacerlo con la dignidad de enfrentar la derrota, con la serenidad que difícilmente hace quien obtiene la victoria”, su mente viaja a otro día, el que afirma quedará atrás.
Su nombre es coreado, los aplausos la cobijan en un auditorio de mujeres. Su voz ya es en otro tono, la encomienda es transmitir que todo está bien, que todo debe continuar.
“Todo ello quedó atrás, hoy lo que la responsabilidad exige es abonar a que, nunca más bajo ninguna circunstancia, haya este tipo de prácticas”, el llamado lo hace claro, exige que entre compañeros de partido no se obstaculicen el deseo de participar, ni el de la misma institución.
Su mensaje no lleva destinatario, lo deja al aire, termina con un “gracias” frente a Lorena Martínez, quien contendió por la gubernatura de Sonora este año.
La lucha contra la violencia política será su estandarte, la invitación la hace extensiva más allá de la militancia tricolor. Mas no se pudo. Roxana Luna y Ana Teresa Aranda, ambas invitadas, no asistieron. Sus lugares están vacíos. La lucha será interna.
El mensaje de Blanca Alcalá no es gratuito. Es bajo el cobijo y respaldo de la dirigencia nacional que desde Puebla lanza un mensaje al país: El PRI, acá, en suelo poblano, defenderá a sus mujeres militantes de la violencia de género que puedan sufrir.
Por eso la disculpa pública.
Un cobijo tan necesario que el PRI dilató dos meses en ofrecer.
Puebla, el inicio de la ruta hacia la equidad
El Auditorio de la Reforma fue el escenario para inaugurar el compromiso nacional de, PRI para erradicar la violencia política contra las mujeres.
Fotos TANIA OLMEDO/AGENCIA ES IMAGEN
