Ya he manifestado, anteriormente, mi completa ignorancia sobre el mundo de los cómics. Aún así, es fácil discernir que, en el terreno cinematográfico, la contienda entre Marvel y DC ha sido liderada por la primera. Creo que, en el caso del segunda, gran parte de las películas que conforman sus piezas clave pueden catalogarse, tal como Jorge Grajales ha descrito muy atinadamente, como “DCepciones”.
En mi opinión, solo la trilogía de Batman de Cristopher Nolan logró salvarse de este reiterado fracaso (y me refiero, únicamente, a las dos primeras entregas). Aun así, es evidente que Nolan se alejó bastante de los cómics para crear una visión propia acerca del Caballero de la Noche. El resto de los proyectos de DC parecen intentos desesperados por instaurar un mercado tan rentable como el de su competencia. Por lo mismo, no es extraño que, a partir de Man of Steel, la firma intentara crear un universo fílmico propio, similar al que consolidó Marvel alrededor de los Avengers. Desafortunadamente, este pastiche temático solo ha alejado, aún más, a los verdaderos fanáticos.
Ahora bien, eso no significa que Marvel esté haciendo un excelente trabajo. Por el contrario, creo que esa proliferación absurda de adaptaciones, reboots, spin-offs y remakes, ha creado una franquicia bastante aburrida, con una consecución de filmes de estructuras idénticas que resultan, en su mayoría, mediocres e iterativos.
A pesar de lo anterior, puedo aceptar, con ciertas reservas, que no me decepcionó Escuadrón Suicida, tal vez porque acudí al cine con la predisposición a encontrarme una cinta tan terrible como Batman V Superman: El amanecer de la Justicia. El hecho de saber que volvería a encontrarme con Ben Affleck como el Caballero de la Noche, tampoco aumentó mis expectativas. A pesar de lo anterior, creo que la cinta escapa de las estructuras comunes que ya critiqué anteriormente, construyendo una fórmula medianamente innovadora dentro de ese tropel de adaptaciones mediocres. Quizás, esto se debe a que el mundo de los superhéroes ha sido explotado hasta el cansancio y los filmes de antihéroes pueden ser una buena alternativa para restaurar el interés de algunos espectadores. Aun así, debo decir que la película solo me pareció “aceptable”; es decir, que no trascendió más allá de hacerme pasar un domingo agradable.
A pesar de que Escuadrón Suicida encuentra un tono propio dentro del mundo DC, es imposible no acudir a su equivalente marveliano: Deadpool. En este caso, Marvel supo explotar la historia de un antagonista que se aleja por completo de las estructuras más pueriles de las películas de superhéroes, entregándonos una obra que no le teme a la violencia o a las malas palabras. En el caso de Escuadrón Suicida, a pesar de poseer cierta “crudeza”, lo cierto es que elude por completo cualquier situación “adulta” con la intención, probablemente, de entrar a las salas con una clasificación que permita el ingreso de la audiencia infantil. Lo anterior implica que los terribles, sádicos y dementes villanos que conforman el Escuadrón, no se sientan ni terribles, ni sádicos. Quizás, con algunas excepciones, algo desequilibrados. Incluso, para el final de la película (debido a escenas tan “conmovedoras” como su convivencia en un bar antes de acudir a la batalla), terminan por parecernos tan buenos y moralmente firmes que ponemos en duda que alguna vez fueron villanos.
Aunando en lo anterior, creo que la mayor expectación de este filme radicaba en la variedad de personajes extraños que conforman el Escuadrón Suicida. Sin embargo, casi todos resultan completamente DCepcionantes (gracias de nuevo, Jorge Grajales). Tal vez, la única entrañable es Harley Quinn, a pesar de que la mayor parte de sus bromas y supuestos arranques de locura sobresalen debido a que el resto de los personajes son planos. Algunos de ellos, como Boomerang o Katana, parecen haber sido retacados a la fuerza en la historia, de modo que el guionista/director David Ayer se vio en la necesidad de crear un par de escenas para justificar su presencia. Esto último también sucede, indudablemente, con una de los papeles más anhelados de esta cinta: The Joker. Ahora bien, creo que Jared Leto es un extraordinario actor y no dudo que se haya esforzado por crear un personaje que se alejara del icónico papelazo que se aventó Heth Ledger en The Dark Night; sin embargo, su actuación resultó tan hiperbólica que no pude dejar de pensar en un punketo fracasado (perdón, ese es Jared Leto) o un Macauly Culkin después de un pasón. Su relación amorosa con Harley Quinn tampoco ayudó a construir un ser despreciable puesto que, a pesar de querer mostrar un romance maniático, este resultó demasiado teatral. Ciertas escenas, como el beso en el tanque de ácido, pertenecen, justamente, a esa “crudeza” mediocre de la que ya hice mención. Creo que, en el caso de Leto, su papel resultó igual de ridículo que el de Jesse Eisenberg como Lex Luthor en la secuela de Superman hecha por Zack Snyder.
Otro aspecto que contribuye a que Escuadrón Suicida no sea una gran película, es el de los antagonistas de los “cuasiantagonistas”; es decir, el de los villanos contra los que deben combatir los integrantes del Escuadrón. Algo que ha hecho bien Marvel en su interrelación de personajes, es crear cierta unidad atmosférica en cuanto a los límites de su Universo. De ese modo, sabemos la Tierra es solo un escenario más dentro de una serie de mundos poblados por héroes y villanos. Incluso la presencia de dioses (como los de la dimensión de Thor) parece encajar bien en el panorama. En el caso de Escuadrón Suicida, existe cierta incongruencia con esto último, puesto que la presencia de dioses ancestrales discrepa con sus personajes más realistas (que casualmente, son los mejores), sin poderes sobrenaturales, como Harley Quinn, The Joker o Deadshot, quienes responden a una personalidad criminal, antes que a una vileza de origen místico o galáctico. En ese sentido, el par de dioses que pretenden la destrucción de nuestro mundo, desentona con muchos aspectos de la historia. Por si fuera poco, Ayer no logró construir un contrincante que lograra atrapar la aversión del público, algo imprescindible en una película protagonizada, justamente, por un grupo de villanos. Si el Escuadrón Suicida está conformado por seres “malos malos”, es evidente que cualquiera esperaría que su oponente sea alguien “malo malo malo”.
A pesar de todo lo anterior, no niego que Escuadrón Suicida me hizo pasar un buen rato. Como ya dije, su estructura narrativa rompe con las películas comunes basadas en cómics, de modo que la historia resulta mucho más interesante que una gran cantidad de cintas de Marvel. Normalmente, casi todas las películas sobre nuevos héroes atienden a una fórmula iterativa que ni Deadpool logró sortear. En el caso de Escuadrón Suicida, la organización de la trama se percibe diferente, a la vez que una atmósfera, tétrica y oscura. Por lo mismo, creo que esta cinta, junto con el antecedente marverliano, puede marcar el comienzo de una nueva rivalidad entre ambas firmas: la de ver quién explota el mejor antihéroe.
7 notas en negro.