Por Guadalupe Juárez
Viajar en la ciudad de Puebla para ir al trabajo o a la escuela entre el tráfico significa una pérdida de tiempo, tanto para el automovilista como para los usuarios del transporte público, que termina por impactar en el bolsillo.
En la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala un conductor pierde al año un monto estimado de mil 523 pesos por congestionamiento vial en las principales avenidas, mientras que un usuario del transporte público registra un total de 5 mil 520 pesos anuales al viajar.
Lo anterior se desprende del estudio de la organización El Poder del Consumidor, en el que contrasta la inversión realizada en infraestructura destinada al automóvil particular contra la del transporte público y movilidad no motorizada en las zonas metropolitanas de Valle de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla -Tlaxcala.
Sin embargo, en otros puntos del país esta cantidad es mayor. Por ejemplo, en el Valle de México un automóvil particular pierde 18 mil 477 pesos y una persona que suele utilizar el transporte colectivo presenta una pérdida económica de 25 mil pesos al año.
La cantidad monetaria perdida se debe, explican, al alto número de autos particulares que circulan en la zona metropolitana junto a la saturación de rutas de transporte público que convergen en un mismo punto, así como la sobreoferta y la cantidad de personas en tránsito que coinciden al trasladarse de su casa al trabajo y viceversa.
Es decir, según la organización es necesaria la implementación de proyectos en donde existan carriles exclusivos para el transporte colectivo para así evitar la pérdida económica expuesta, lo cual, por ende, evitará el congestionamiento vial de los vehículos particulares.
En la capital del estado de Puebla, el viaje en transporte público contabiliza una velocidad promedio de 15.36 kilómetros por hora en las vialidades principales, mientras que en un vehículo particular es de 21.78 kilómetros por hora.
A decir del Poder del Consumidor, las autoridades locales buscan solucionar la problemática al construir infraestructura vial, pero no realizan inversiones para vialidades destinadas al transporte público o a la movilidad urbana no motorizada.
El documento publicado esta semana en su página web detalla que en el 2014, el 77% de los recursos federales es destinado a obras para los automovilistas.
Por ejemplo, en pavimentación se ejerció un gasto del 16%, mientras que sólo 3% se destinó en el transporte público y sólo 1% en movilidad no motorizada.