Rey David García sabe que está a un paso de hacer historia como líder sindical; tras una exitosa negociación sindical ahora va por la reforma de los estatutos del Sitiavw
Por Ignacio Juárez /Serafín Castro
Rey David García Avendaño no es cualquier dirigente sindical. En sus manos tiene el poder de paralizar la economía de una empresa y de un estado… y no de cualquier compañía ni tampoco cualquier entidad.
A través de la Secretaría General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (Sitiavw) puede poner en jaque, si lo decide, la estabilidad financiera de una de las 10 multinacionales que dominan la economía planetaria y hacer que Puebla se enferme de pulmonía, como reza el viejo dicho de que cuando a la Vocho le da gripe…
Sin embargo, su actitud está más cercana a la mesura y la conciliación: “El mensaje que yo mando a las instituciones es que nosotros siempre actuaremos de manera responsable y solidaria, no sólo con nuestros compañeros, sino con nuestro estado, con nuestro país y con nuestra marca”.
En una larga entrevista con 24 HORAS PUEBLA, la primera que concede a un medio local, defiende el incremento salarial, obtenido en la más reciente negociación, al que califica como exitoso.
“Pude haberme ido a la huelga, sin embargo fuimos pacientes, fuimos prudentes, fuimos inteligentes y logramos el 4% (de aumento al salario directo)”, sostiene.
Pero Rey David tiene un as bajo la manga que lo pondrá un paso adelante de los anteriores secretarios generales: una amplia reforma a los estatutos de la organización, los cuales no han sido tocados en 24 años.
Es tiempo, afirma, de que el sindicato se modernice.
Lo dice convencido y seguro de que está a un paso de dejar huella como ningún otro dirigente sindical de Volkswagen.
LOS INICIOS
Eventual. Rey David comenzó como trabajador eventual. El escalón más bajo de VW.
La fecha la tiene grabada en la memoria: 29 de agosto de 1989.
Fue en el área de hojalatería del VW Sedán. El modelo escarabajo. El vochito.
Pero cuatro años después será cuando inicie su vida sindical al obtener su plaza. En ese entonces, ya como especialista en ajustes de partes móviles, fue transferido al área de montaje en acabado final.
Ese movimiento trajo consigo la tarea que cambiaría para siempre su vida: al ser facilitador de la producción logró ganarse la confianza de sus compañeros, quienes lo comenzaron a ver como alguien a quien acudir cuando había problemas.
El camino, entonces, fue natural: se convirtió en delegado sindical.
Seguro de lo que buscaba, Rey David asegura que su carrera política siempre fue planeada. Antes de llegar a ser secretario general tuvo que competir en dos ocasiones: primero como secretario de Trabajo y Conflictos B, y luego como secretario A.
LA LUCHA POR LA GRANDE
Muy pocos saben cómo se cocinó el triunfo de Rey David.
Como muchas otras historias, fue una mezcla de estrategia y lucha a contracorriente.
El primer gran obstáculo fue la ruptura con su antiguo aliado José Claudio Flores Rodríguez, con quien impulsaba la planilla negra.
Por un lado, ese movimiento sirvió para dejar en claro la verdadera fortaleza de Rey David: 30 de los 41 integrantes lo siguieron en la conformación de una nueva planilla: Azul Rey, un título ingenioso que incluso le valió que lo acusaran de actos anticipados de campaña, pero al final la queja no procedió.
En otro sentido, la situación política se puso color de hormiga. Rey David y sus seguidores se vieron en la necesidad de impulsar una campaña electoral de urgencia en un tiempo récord de cuatro meses, a diferencia de sus adversarios, quienes llevaban dos años de proselitismo encubierto.
A la par, la planilla Azul Rey tuvo que enfrentar una nueva dificultad: dividir el tiempo electoral para presentar su propuesta de trabajo y hacer frente a las descalificaciones de su anterior aliado.
Para lograrlo se valieron de una interesante estrategia de campaña: operaron como si fuera una elección constitucional: llevaron los comicios a las casas de los trabajadores, mapearon la ciudad y las naves de la fábrica para detectar dónde estaba el voto estratégico; y aprovecharon las herramientas del marketing político para construir un mensaje atractivo, incluyente y viral. Todo lo hicieron con los pocos recursos económicos que recolectaron entre los simpatizantes.
La estrategia rindió frutos. Rey David se proclamó ganador a finales de noviembre del año pasado, en unos comicios donde participaron 10 planillas. El voto, como era de esperarse, se atomizó.
EL PRIMER ROUND
En su historia de lucha a contracorriente, Rey David tuvo que enfrentar a su llegada un factor externo muy grave: la crisis internacional de VW a consecuencia del dieselgate, que consistía en la manipulación de los sistemas anticontaminación de las unidades que fabrican. Las pérdidas multimillonarias y afectación a la imagen de la marca fueron desastrosas.
“Ya sabíamos que el escenario que nos esperaba para el 2016 iba a ser complicado, quizás el tema de los motores fue la gota que derramó el vaso, pero realmente ya había altibajos en la producción. Ya se preveían incluso ajustes en la producción derivados de la propia demanda del mercado. Cuando este asunto llega lo único que hizo fue confirmar y así se dio. Pero realmente los trabajadores sabemos que como dependemos del mercado influyen muchas cosas. El caso del dieselgate tuvo consecuencias similares, en la planta, que cuando se derrumbaron las Torres Gemelas; aunque finalmente los dos hechos no fueron responsabilidad del trabajador, sí terminó sufriendo la consecuencia”.
Y, agrega: “Afortunadamente hablamos de algo que lastimó la imagen de la marca, pero que en este momento podemos decir que ya estamos sanados”.
—¿Ya hay recuperación, entonces, por lo del dieselgate? En el mercado nacional, incluso, tengo un listado para que regresen 490 compañeros que se fueron. Y en la pasada revisión ganamos las 66 bases de los compañeros que quedan como eventuales, entonces es un indicativo de que hay trabajo. En el mercado nacional hubo un repunte y eso indica que puede haber ingresos.
LA NEGOCIACIÓN
Tras el escándalo, Rey David enfrentó su primera negociación salarial. El resultado fue contundente: la opinión pública coincide en que, por primera vez en muchos años, el sindicato logró rebasar a la empresa.
—Hay dos perspectivas sobre esta última negociación. Unos le critican que fue el segundo incremento más bajo de lo que se ha tenido en los últimos 10 años. Pero también existe otra perspectiva que dice que el sindicato terminó rebasando a la empresa… Sí, bueno. Es que cuando se dice que fue la revisión más baja pues habrá que ver los criterios y los parámetros con los que la miden: aquí todos los metros tendrían que ser de 100 centímetros (cm), y si alguien mide con uno de 90 cm pues va a estar canijo. ¿Qué es lo que sucede? Ciertamente los Índices de los Precios al Consumidor cada año son diferentes y son un punto de referencia para poder otorgar los aumentos, entonces si el año pasado el índice fue de 3.9% y se logró un aumento de 4.5%, pues estamos hablando de seis décimas; y si en esta ocasión el índice está en 2.65% y logramos un aumento del 4%, pues habrá que ver cuál es más grande, ¿no?
Y si hablamos de que en el 2015 no teníamos la situación de crisis de los motores, bueno, y que ahorita sacamos un 4.5% global con un momento difícil pues habrá que medir qué fue bueno y qué no fue bueno.
Y si hablamos de niveles de producción, y si hablamos de momentos políticos, económicos y sociales, pues es difícil determinar qué fue bueno y qué fue mejor.
—Sin duda, por lo que plantea, fue una negociación exitosa para el sindicato. Por supuesto, no sólo en el terreno económico. Como líder sindical yo debo ser responsable y visionario. Responsable porque no puedo llevar a huelga a nueve mil trabajadores si sólo me ofrecían el 3%. Si yo me hubiera ido a huelga con cuánto crees que hubiéramos podido resolver esa deuda: ¿con un 3.5? ¿Realmente valía la pena? No, no valía la pena. Sin embargo fuimos pacientes, fuimos prudentes, fuimos inteligentes y logramos el 4% con la mediación de la Secretaría del Trabajo, porque hubo un momento en el que nos atoramos, ni nosotros bajamos las pretensiones ni ellos subieron su propuesta y tuvo que intervenir la secretaría para ponerle un punto medio. Pero aquí no sólo eso, sino que también logramos establecer el fondo de ahorro, que si bien el 0.5% es representativo, esto es una pauta que va a crecer.
—Estamos ante un momento difícil en el que los sindicatos van a la baja, ahorita ganar una prestación es algo inaudito; lo que menos existen son prestaciones ¿no? Claro, incluso no sólo es el reducir prestaciones de las que ya están establecidas y no sólo la renuencia a establecer nuevas, sino otro punto que hay que destacar en la negociación es la eliminación del salario tabular más bajo. Nosotros tenemos uno que era el A, ahora las nuevas contrataciones van a ser con el inmediato superior. Es decir, cualquier muchacho que entre a trabajar tendrá un salario diario de 248 pesos. Todas las empresas lo que tienden a hacer es a contratar con menor salario, pues aquí logramos que se contrate con mayor salario.
—¿Cómo es que lo logran? Una negociación con VW es complicada, hay presiones de todo el mundo: está el gobierno del estado, el federal, está la empresa, están los grupos de interés que son las proveedoras, todo mundo tiene la presión, no sobre la empresa, sino sobre el sindicato porque es lo que más se le pide, que el sindicato flexibilice. La mayor presión es la competencia. Hoy México se ha convertido en una concentración de fábricas armadoras de autos, entonces esa es la mayor presión más que las institucionales, nos obliga a entrar en competencia. Si nosotros comparamos, y ahí viene otro parámetro, si alguien me dice: “oye, es que yo logré el 5%”, pero si su trabajador gana 120 pesos pues realmente cuál es la ganancia. Si yo les digo: “oye ganamos el 4.5 global y el que menos gana, gana 248”, ¿quién le gana a quién? Entonces realmente el fabricante de autos con salarios altos siempre va a ser el competidor de más riesgo para el trabajador de Volkswagen.
LA REFORMA
—Usted asume la dirigencia de una empresa que forma parte de los 10 consorcios más importantes en el mundo. ¿Cómo se prepara como secretario general para hacerle frente a esta responsabilidad que, además de apoyar al trabajador, tiene un pie metido en una discusión mundial? Claro, inclusive el consorcio tiene más de 100 fábricas en el mundo que fabrican autos y siempre es importante mandar señales de estabilidad, pero además de cooperación con el centro de trabajo, porque si bien hablo de que tenemos competencia entre marcas, también tenemos competencia al interior del consorcio. Porque también las fábricas se quieren llevar los proyectos a su país.
Nosotros tenemos una capacidad de producción de 650 mil autos, entonces lo importante para nosotros es mantenerla, es ocuparla. Y es ahí donde viene la cuestión sindical para poder atraer ese tipo de inversión, es ahí donde el sindicato tiene que dar muestras. Lo que acabamos de hacer es una muestra de que llegamos con el afán de negociar, de un arreglo.
—Ya tuvo un buen arranque que lo posiciona a usted como un dirigente que terminó rebasando a la empresa, algo que no se había visto hace muchos años, ¿Qué viene, cuáles son los proyectos, a qué le apuesta el sindicato? Lo que viene ahora es el fortalecimiento de nuestro órgano de gobierno interno, porque si bien ahorita tuvimos un buen resultado tenemos que reforzarlo con las bases que nos rigen. Pues aunque somos un comité que está preparado legalmente y emocionalmente, también necesitamos que en el futuro se conserve lo que hoy se hizo. ¿Y cómo podemos hacerlo? Pues fijando las reglas que lleven a ese destino. Entonces lo que sigue para el sindicato es reformar sus estatutos, tener la cercanía con la gente nuevamente, hacer que la gente sienta que está respaldada de manera profesional e inteligente, le apostamos a la unidad y al reforzamiento de nuestros estatutos.
—En este momento una de las perspectivas es que los sindicatos ya no representan lo que antes, y que tampoco tienen la fortaleza que antes tenían… Sí, claro. Y un punto importante es que tenemos que recuperar la plantilla de trabajadores que por alguna razón ha ido disminuyendo, ahorita la tarea del sindicato es recuperar ese número de 10 mil trabajadores, actualmente andamos cerca de nueve mil pero con las perspectivas de mayor producción en mediano plazo nos alienta a poder llegar a los 10 mil trabajadores de base.
—¿Es complicado en este momento, sobre todo por lo económico, pero también porque las empresas lo que menos quieren es tener trabajadores sindicalizados? Sí, pero afortunadamente tenemos una empresa no sólo responsable, sino también respetuosa del sindicato, en ningún momento hemos recibido alguna mala intención, todo ha sido en el marco del respeto y del reconocimiento.
—¿En el estatuto quedará establecido el fortalecimiento de la comisión negociadora para no perder estos beneficios que ya tienen o para dónde va la reforma? Va en varios sentidos: sobre el cómo se elige, el que habla de las elecciones, el que habla de las facultades y obligaciones de los integrantes, el que habla de los requisitos. Tendrá que ser una buena reestructuración que toque todos los puntos que nos permitan actualizarnos a los tiempos modernos.
Fue en 1992 cuando se reformaron los estatutos y fue derivado de un conflicto. En esta ocasión no necesitamos un conflicto para ponernos a replantearlos.
—¿Los que funcionan actualmente son estatutos desfasados con los que el sindicato tuvo que presentarse a la negociación? Sí, realmente ahí al sindicato le tocó perder y bueno pues ahora ya el asunto es que los estatutos son obsoletos, quizá eran buenos para su época pero ya la situación cambió.
—Esto también le obliga a un trabajo en la base, con los trabajadores, concientizarlos, hablarles. Ese trabajo es muy interesante ¿no? Es el más intenso. Es una fase que viene, venimos tomando el cargo, venimos como una bola de nieve de situaciones que ahorita ya pudimos controlar. El punto final y el más delicado era el tema de la negociación. Ahorita prácticamente terminamos con los compromisos de arranque más importantes y ya viene el desarrollo de un plan de trabajo.