La detención de 20 elementos de la policía municipal de Amozoc, por estar presuntamente vinculados al crimen organizado que opera en el llamado “triángulo rojo” en donde el robo de combustible, es el “pan nuestro de cada día”, confirma lo que era un secreto a voces, la colusión de las autoridades con los “chupaductos”.

Una realidad lacerante es que los cuerpos de seguridad pública en el estado, han sido infiltrados por el crimen organizado, el cual avanza en Puebla, en donde las mal llamadas “pruebas de confianza” definitivamente quedan reprobadas.

En julio del 201, fueron detenidos dos altos mandos policiacos acusados de brindar protección a ordeñadores de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), que recorren parte de la entidad en forma subterránea.

Se trataba de Marco Antonio Estrada López, exdirector de la Policía Estatal Preventiva en el estado, y Tomás Mendoza Lozano, quien se desempeñaba como jefe del Grupo de Operaciones Especiales, fueron aprehendidos por militares el 14 de julio cuando presuntamente custodiaban más de 30 unidades cargadas de gasolina de procedencia ilícita.

La detención de estos mandos policiacos fue la llamada de alerta nunca atendida por las autoridades que dejó en claro que detrás del robo de hidrocarburo, estaban metidas las manos de altos mandos policiacos, pero que también involucraban a las policías municipales.

En 2011, fueron detenidas 24 personas, de los cuales dos fueron procesadas, 52 aprehendidas en 2012 y de éstos, 40 llevados ante un juez, mientras que en 2013, otras 54 fueron detenidas. Solo 36 fueron consignados.

En tanto, en 2014 el número de arrestos subió a 96, de los cuales, a 81 les abrieron un proceso. En tanto que de enero a marzo de este año, han sido arrestadas 55 personas, de los cuales, 28 están procesadas ante un juez federal.

De acuerdo con información de la PGR, en el último año han recibido una sentencia por el delito de robo de hidrocarburo, un total de cinco personas con penas de ocho años de prisión y una multa de 63 mil 777 pesos, para cada uno.

Tepeaca, Amozoc, Los Reyes de Juárez, Palmar de Bravo y Acatzingo, son los puntos más peligrosos del estado y los que registra el mayor número de robos de combustible, así como el eje central de la comercialización del hidrocarburo hurtado.

El “triángulo rojo” se ha transformado en el “triángulo siniestro”, el cual ya coloca a Puebla en el deshonroso primer lugar en robo de combustible durante el 2016, superando a estados como Guanajuato y Tamaulipas, los cuales en el 2015, ocupan el primero y segundo lugar respectivamente.

En la zona se respira miedo, una buena parte de los pobladores de estos lugares, principalmente los jóvenes e incluso hasta los niños, se encuentran coludidos con las bandas que operan esta zona de la entidad.

En contraparte, existen poblaciones que se han organizado para hacer frente a los “guachicoleros”, lo cual se asemeja al inicio de las llamadas “autodefensas” en Michoacán, esto ante la impotencia de las comunidades, que ven como la policía e incluso el ejército evitan acercarse a la zona.

Varios alcaldes de la zona han sido objeto de amenazas por parte de los integrantes del crimen organizado, sin que hasta el momento, se haya reforzado su seguridad. El propio Fiscal General en el estado, Víctor Carrancá, reconoció que el robo de combustible en Puebla, está a cargo de los Zetas.

Los derrames de combustible, los cuales ponen en peligro a las poblaciones cercanas a los ductos de Pemex, se han vuelto una constante en esta zona e incluso en la propia capital del estado.

Las pérdidas económicas por parte de Petróleos Mexicanos por el robo de combustible se estiman en alrededor de 50 millones de pesos diarios.

¿Quién podrá frenar la escalada de robos y la subsecuente inseguridad que crece en esta zona de Puebla?

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