La elección presidencial estadunidense de 1828, entre Andrew Jackson y John Quincy Adams, fue la primera que incluyó virulentos ataques personales entre los candidatos a la Casa Blanca.
El presidente Adams, quien buscaba la reelección, fue acusado de usar fondos públicos para comprar instrumentos propios de apuestas, por haber adquirido una mesa de billar.
Su rival, Jackson, y la esposa de éste fueron señalados de adulterio, porque ambos eran divorciados. Esos dichos provocaron que ella enfermara de tristeza y muriera antes de que su cónyuge tomara posesión como el séptimo presidente de Estados Unidos.
Dicha elección había pasado a la historia como la última en la que los dos aspirantes principales a la Casa Blanca eran mayores de 60 años de edad.
Y es que tanto Jackson como Adams nacieron en 1767, con menos de cuatro meses de diferencia. Es decir, el día de los comicios tenían 61 años cumplidos.
Tuvieron que pasar 188 años para que dicha circunstancia se repitiera.
En la actual campaña electoral se enfrentan otra vez dos adultos mayores: Hillary Clinton, del Partido Demócrata, nacida el 26 de octubre de 1947, y Donald Trump, del Republicano, quien vio la luz 16 meses antes, el 14 de junio de 1946.
Cualquiera de los dos que resulte elegido como el Presidente número 45 de Estados Unidos, será uno de los tres mandatarios de mayor edad en la historia del país.
De hecho, si gana Trump, tendrá 70 años, siete meses y seis días el día de la toma de posesión, el próximo 20 de enero. Esto lo haría el Presidente de mayor edad al tiempo de asumir el cargo.
Por su parte, Hillary Clinton cumplirá ese día 69 años, dos meses y 25 días, lo cual la hace ligeramente más joven que Ronald Reagan, quien es, hasta ahora, el hombre más viejo en haber tomado posesión de la Casa Blanca.
Todo esto cobra sentido en vista de los problemas de salud que ha desarrollado Hillary Clinton, así como la resistencia de ambos candidatos para revelar información al respecto.
Hasta ahora, Clinton ha dado a conocer dos páginas con datos sobre su salud y Trump, una. En ambos casos, eso ha dejado insatisfechos a medios y expertos.
El médico de Trump ha dicho que el empresario “no tiene problemas significativos de salud”, en tanto que el equipo de Clinton, hasta antes del incidente del 11 de septiembre –cuando estuvo a punto de desvanecerse–, ha informado que padece de “hipertiroidismo y alergias estacionales”.
Todo esto ha desatado una discusión sobre si los dos candidatos principales a la Casa Blanca están en forma para asumir el cargo. Y la percepción de que la favorita en las encuestas está más grave de lo que su equipo ha admitido, incluso ha puesto nerviosos a los mercados.
Llama la atención la pobre capacidad de la clase política estadunidense para generar cuadros en una época dominada por el uso de tecnologías de la información y las aportaciones a la discusión por parte de la llamada generación millennial.
En ocho de las últimas diez elecciones presidenciales estadunidenses ha habido alguien apellidado Clinton o Bush en la boleta.
Incluso es irónico que el precandidato que en esta temporada electoral fue visto como opción de la juventud millennial haya sido Bernie Sanders, un político de 75 años de edad.
Es cierto que el sector del electorado que supera los 60 años de edad puede incidir en quién va a ser el próximo presidente de Estados Unidos, pero también lo es que apenas representa un sexto del total de los votantes.
Ya veremos qué pasa hoy cuando Hillary reaparezca en campaña en un mitin en Greensboro, Carolina del Norte, una semana después de su último acto de proselitismo.
Los medios, los observadores y los opositores de la candidata demócrata estarán atentos a cualquier signo de que la explicación oficial, en el sentido de que enfermó de neumonía, tiene visos de ser cierta o se pueda agregar a la lista de hechos sospechosos que se desprenden de la biografía de la exsecretaria de Estado.
Para ser más preciso, el mundo entero estará pendiente de si ella –y también Trump– se encuentran aptos para cumplir con las tareas que se esperan del llamado “líder del mundo libre”.
