Por Mario Galeana
Hace un año fue el mensaje incisivo, penetrante, destinado a la comunidad universitaria.
“No dejen de soñar... llévennos hasta lograr lo imposible”, llamó. Y las ovaciones, en aquel entonces, no esperaron.
Este año, el rector Alfonso Esparza Ortiz no titubeó ni un segundo. Sólo un suspiro se escapó a través del micrófono, en un discurso que a ratos corrió a raudales, y en otros fue meditación pausada.
El foro no podía ser mejor. El tercer informe de labores como rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) de Esparza Ortiz sirvió para ratificar el compromiso social de su administración.
El rector fue categórico. Con tres monosílabos –“Ni una más”– exigió un freno a la violencia de género y demandó a mandatarios y legisladores evitar una caída presupuestal en educación.
Fue un mensaje dirigido lo mismo a la comunidad universitaria que a la sociedad.
Y rindió frutos.
Antes de finalizar su informe de labores, los aplausos resonaban en el Complejo Cultural Universitario (CCU), sede del evento, como lluvia que no cesa.
El informe de ayer fue, sin embargo, distinto. A cada aplauso vino un coro: “¡Reelección, reelección, reelección!”, que gritaba un puñado de universitarios en el auditorio del CCU.
La solicitud –o exhorto o invitación o demanda– fue escuchada por el gobernador Rafael Moreno Valle y el gobernador electo José Antonio Gali Fayad, quienes sonreían desde la primera fila al escuchar el grito de apoyo a favor del que se ha convertido en uno de sus principales aliados.
Alfonso Esparza Ortiz parece haber alcanzado lo que sus antecesores no pudieron: el despertar natural del respaldo, indispensable en los entresijos de la vida universitaria, para seguir al frente de la máxima casa de estudios de Puebla.
Su ratificación como rector de la BUAP por un cuatrienio más es unánime.
El futuro de Esparza
El rector de la BUAP ayer demostró que es el actor social de Puebla con mayor capacidad de convocatoria entre la comunidad. No ha habido un solo asiento vacío en el tercer informe que rinde.
Con Esparza Ortiz, a la convocatoria del rector de la BUAP acuden todos: legisladores del PAN, coordinadores legislativos del PRI, rectores de otras universidades, magistrados electorales, fiscales, representantes de cámaras empresariales, escritores, activistas, dirigentes partidistas, organizaciones civiles, alumnos, maestros. Y la lista podría seguir indefinidamente.
Y eso incluyó, sobre todo, a los ex rectores de la BUAP, Enrique Agüera Ibáñez, José Doger Corte y Enrique Doger Guerrero, quienes desde las primeras filas del Auditorio del CCU observaban, meditabundos, al hombre y a la investidura que alguna vez portaron.
Son, sí, tiempos distintos. Tiempos, quizá, más salvajes. Pero la estructura directiva de la BUAP parece guardar cierta calma. Desde su presentación como candidato de unidad para la rectoría universitaria, que finalmente ganó por más de 50 mil votos, no hay una sola figura dentro de la BUAP con más reflectores o presencia que Esparza Ortiz.
Él lo sabe. Quizá por ello ayer aprovechó el escenario para lanzar enérgicos mensajes sobre la pluralidad, el respeto a la autonomía de la universidad, y su función con la sociedad.
“La autonomía nos da independencia en la toma de resultados. La autonomía no es un privilegio: es una gran responsabilidad, porque nos otorga vocación social y el compromiso siempre será con cada uno de ustedes”, pronunció, mientras agitaba las manos en el aire. Como acto reflejo, los asistentes al informe han aplaudido de manera unánime.
El llamado con más urgencia por parte del rector de la BUAP ha sido para evitar, a toda costa, una caída presupuestal en educación, que es “la única alternativa de solución a los problemas que aquejan a nuestro país.
“Debemos hacer un solo frente para obtener financiamiento oportuno, a largo plazo”, dirigió, específicamente, a Moreno Valle, a Gali Fayad y a los legisladores federales por Puebla.
“Estamos obligados a participar en la construcción de una sociedad más justa. Estamos obligados a derribar la impunidad y la corrupción.
A Esparza Ortiz no lo detuvo nada. Subrayó también la peligrosidad que resulta ser mujer en el país. “Miles de personas mueren cada año por hambre, son asesinadas en la calle, en un país donde ser mujer es peligroso, porque se le maltrata, critica y mata; además, donde faltan oportunidades, trabajo, comida, seguridad y educación”, dijo durante el único episodio sombrío de su discurso.
El rector guardó hasta el último trecho de su informe sus propias valoraciones sobre la casa de estudios que dirige. “¿Qué es la universidad? ¡Es pluralidad, conocimiento, autonomía, justicia, igualdad, oportunidades para el futuro de México y de cada uno de ustedes!”, gritó, señalando que los universitarios están obligados a elaborar respuestas desde la ciencia, la tecnología, las humanidades y las artes.
Y luego, como murmullo incomprensible que se transformó en demanda clara, los gritos de la reelección.
Los gritos del presagio.
La continuidad unánime.
Hace un año fue el mensaje para los estudiantes.
Hoy para la sociedad y la comunidad universitaria.
El esparzismo a flor de piel.