Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez

Sin duda, la anterior fue la semana de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la máxima casa de estudios en el estado.

La siguiente reflexión la realizo luego de la cantidad de opiniones que he recibido en el noticiero Efekto10 Noticias sobre la BUAP y su rumbo, algunas a favor y otras en contra.

No pretendo convencer a nadie. Simplemente, como casi siempre lo hago, expondré mi humilde punto de vista como estudiante que fui de la prepa Alfonso Calderón Moreno, generación 1986-1989, ya que mis estudios superiores los cursé en la Universidad Madero.

Me tocó en la prepa Calderón, en ese entonces el modelo de la universidad crítica y popular, como la denominaban, el modelo de masas, donde todos cabían y no había un sistema de permanencia, había alumnos de casi 25 años, a los cuales todavía les había tocado el modelo de dos años y ya llevaban ocho en la institución.

Salvo honrosas excepciones, no había pase de lista, si querías entrabas a clases y si no, tampoco había problemas.

Yo arribaba de la escuela secundaria federal No.1, la “Lázaro Cárdenas”, en la cual si algo había era una disciplina férrea, casquete corto, uñas bien recortadas, zapatos limpios y bien boleados y un uniforme impecable, cada lunes había revisión.

En mi primer día de clases el golpe fue brutal: me enfrenté a una dura realidad, un salón pintarrajeado, lleno de grafitis, corazones en las paredes, pupitres destrozados, un aseo lamentable y en el fondo un compañero totalmente drogado orinando en una esquina del aula sin el menor pudor.

Era la época en que la iniciativa privada, públicamente, rechazaba a los alumnos de la BUAP; los anuncios en el aviso oportuno de El Sol de Puebla eran categóricos, no admitimos egresados de la Universidad.

Mis amigos de la secundaria que ingresaron a la prepa de la UPAEP, al Aparicio, a los colegios de Bachilleres y hasta a la prepa de los Centros Escolares, comenzaron a verme como un bicho raro. Frecuentemente tenía discusiones con ellos, sobre la economía: yo amaba a Marx y ellos a Adam Smith.

Así trascurrieron tres años sumamente enriquecedores para mi formación y mi vida. Iba en el turno vespertino y fui asaltado tres veces, dos dentro de la misma escuela y una afuera, mientras caminaba de la prepa hacia la Pepsi con tres de mis mejores amigos.

El Loma Bella era el único camión que entraba y checaba precisamente en la Prepa, lo único bueno era que si tomabas el camión en las instalaciones y te bajabas en la Pepsi, no te cobraban. También entraban las combis que viajaban hasta la Resurrección.

Muchos de mis compañeros pertenecían a las bandas de esa época, Los Robuxos, de Amalucan; la banda Los Pañales, de Xonaca, si no mal recuerdo; Los Diablitos, y todavía algo de lo que quedaba de los célebres Pitufos, banda famosa en los años 80 en Puebla, dueña de las calles de San Antonio, de la 22 a la 32 Norte.

Algunos de mis compañeros llegaron a secuestrar autobuses y encerrarlos en las mismas instalaciones, pero también pillaban a los camiones de las refresqueras y de distribución de cerveza para los bailes a ritmo de cumbia que había, rigurosamente, todos los viernes en la noche.

En mi tercer año, me metí a la grilla universitaria apoyando la planilla del maestro Alejandro Pedroza, quien competía para ser rector contra un tal Samuel Malpica y José Doger Corte. Está de más decir que Malpica ganó la rectoría, pero nuestra planilla ganó la dirección de la prepa con mi profesor de matemáticas, Porfirio Toxqui.

Salí y cursé un semestre de la Licenciatura en Electrónica, asistíamos a clases en donde concurríamos alrededor de 80 a 100 alumnos, muchos tomábamos clase en el piso.

Mi vida tomó otro curso: a Malpica le dieron golpe de estado; un tal Manuel Bartlett Díaz arribó a Puebla, venía de ser secretario de Gobernación y luego de Educación Pública.

Bartlett apoyó a un tal José Doger Corte, quien impulsó un cambio total y una transformación de la máxima casa de estudios en el estado.

Doger y su modelo Minerva le dieron un giro total a la BUAP, incluso Carlos Salinas de Gortari y el arzobispo Rosendo Huesca volvieron a pisar los salones del Carolino.

Un tal Enrique Doger Guerrero y otro Enrique Agüera complementaron la tarea de Pepe. Hoy hay una universidad de calidad, donde sus egresados ya no encuentran trabas para encontrar trabajo. Eso es, al menos, lo que hoy veo.

 

Sobre la nueva Ley de Ingresos

Respecto al incremento al servicio de Limpia en la ciudad de Puebla es necesario hacer las siguientes precisiones.

La tarifa del servicio de limpia en el municipio de Puebla permaneció rezagada por más de 10 años.

Esta tarifa es más baja que en ciudades similares del país e incluso de municipios vecinos como San Andrés y San Pedro Cholula.

Lo que se paga en Puebla es mucho menor a la tarifa de Limpia en ciudades como Querétaro y Monterrey.

La actualización de la tarifa de Limpia que se prevé para 2017 es de aproximadamente 10 pesos al mes en zonas residenciales, seis pesos en zona media y tres pesos en las zonas populares.

Con los ingresos adicionales que se obtengan, el Ayuntamiento reforzará la calidad en el servicio de Limpia.

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