Cerca de 50 mil universitarios cuyos orígenes están en Puebla, corren el riesgo de ver frustrados sus sueños ante la previsible cancelación de las medidas que les daban cobijo y esperanza en EU

Por Álvaro Ramírez Velasco

Nacieron en Estados Unidos pero llevan sangre poblana, la mayoría mixteca. O llegaron muy pequeños a Texas, California, Arizona, Atlanta y, principalmente, a los barrios de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, de las manos o en los brazos de sus padres, quienes buscaban una mejor vida, esa que la tierra propia no ofrecía.

Son universitarios y la mayoría alterna las noches de estudio agotador con los trabajos que les permiten mantenerse y colaborar, en muchos casos, con la economía familiar.

Les llaman los dreamers, los soñadores que hoy están amenazados y con tristeza ven intimidados también a sus padres y familiares, por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Prevén que vienen días aciagos para ellos y los suyos.

Las acciones ejecutivas de Barack Obama, que de cualquier modo están congeladas en la Corte Suprema, por la ausencia de un ministro que no será nominado hasta que cambie el presidente, en enero, se prevé que las eche abajo el republicano, que las borre de un plumazo, convirtiendo en pesadilla lo que era un sueño de millones de jóvenes latinos y de al menos unos 50 mil poblanos.

Ese cálculo es de la misma comunidad poblana en Estados Unidos, sobre aquellos dreamers que tiene sus orígenes en Puebla y que están en varias universidades de Estados Unidos.

El Amparo de la Deportación a Padres de Ciudadanos y Residentes Legales Permanentes (DAPA, por sus siglas en inglés) y a la Acción Diferida de 2012 (DACA), que protegía a los dreamers (“soñadores”, en alusión al sueño americano), se pueden dar por anuladas con Trump.

“Para mí, la palabra dreamer significa tener esperanza de sobresalir. Significa tener fe en uno mismo, que uno puede llegar muy lejos estudiando. Significa llegar hasta la cima. La prioridad de los dreamers es obtener la oportunidad de ejercer su profesión.

“Son el ejemplo para los que hemos nacido aquí en los Estados Unidos que, teniendo la posibilidad, a veces no la aprovechamos”, dice Jenny Adalie Soriano, quien nació del otro lado de la frontera, en la ciudad de Nueva York hace 26 años, pero que tiene, por el lado de su madre, sangre mixteca, de Tecomatlán, Puebla, y raíces dominicanas del lado paterno.

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 Jen Adalie manifiesta su solidaridad con la comunidad latina. / Especial
Jen Adalie manifiesta su solidaridad con la comunidad latina. / Especial

Jenny es cantante de música norteña, con mucha popularidad entre la comunidad latina, con el nombre artístico de Jen Adalie y su Norteño Banda, y cuenta con estudios universitarios, un Bachelor’s degree en Human Services por el New York City College of Technology.

“Yo no tengo problemas de situación migratoria, pero sí me afecta lo que está pasando con estudiantes que son inmigrantes y no los dejan estudiar ni trabajar.

“Por ejemplo, se gradúan, tiene su título, pero simplemente no pueden ejercer su carrera como profesionistas porque no tiene su residencia… No lo encuentro justo”.

El tema de la afectación a los dreamers, por la llegada de Trump, pega y preocupa en todos los lugares en donde hay poblanos, que suman, de acuerdo con estimaciones, 2.5 millones en la Unión Americana, en estados como Texas, California, Arizona, Atlanta y muchos otros, pero principalmente en la zona triestatal de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, en donde de acuerdo con el Consulado de México en “la ciudad que nunca duerme”, hay un millón 200 mil paisanos.

En Los Ángeles, en donde los mismos migrantes estiman que hay 300 mil poblanos, el líder Carlos Orea, presidente de la Casa del Migrante Poblano en California, reconoce el pesar y la preocupación, por la llegada a la presidencia estadounidense del hombre que ha amenazado, ofendido y satanizado a los mexicanos: “triste por todos aquellos estudiantes latinos, dreamers, que están amenazados de perder la protección ejecutiva de Obama”.

Recuerda –y muy bien–, que en declaraciones durante la campaña, Donald Trump aseguró “que en sus primeros 100 días de administración eliminaría la acción ejecutiva de Obama, de ahí el temor de estos jóvenes estudiantes que quedarían sin ninguna protección”.

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 Orea se dice “triste por todos aquellos dreamers amenazados de perder la protección ejecutiva de Obama”. / ESPECIAL
Orea se dice “triste por todos aquellos dreamers amenazados de perder la protección ejecutiva de Obama”. / ESPECIAL

Días aciagos en EU

Las cosas no se ven fáciles y esos 50 mil jóvenes poblanos que se esfuerzan en las universidades y en el trabajo cada día hoy están en la incertidumbre.

—¿Qué significará que se cancelen el DAPA y DACA? ¿Qué consecuencias traerá a la vida de estos jóvenes?
—Quedarían una vez más de ilegales en el país. Eso no es lo peor, el temor de los estudiantes y sus padres es que Inmigración cuenta con toda su información y pudieran usarla para las deportaciones. Ya están congeladas (las acciones ejecutivas de Barack Obama), pero los que aplicaron aún tienen el permiso. Tendremos que esperar a enero del otro año, para saber qué ocurrirá.

Orea considera que es momento de cabeza fría y unidad de la comunidad poblana, la mexicana y la latina toda, para soportar los posibles embates del billonario republicano: su oferta de un muro fronterizo que además pretende que pague México; su intención de cancelar el Tratado de Libre Comercio (TLC) e imponer aranceles de 35% a los productos mexicanos; y, principalmente, su amenaza de deportaciones masivas y malograr el sueño de los dreamers.

“Hay que mantener la calma. Esperemos que Trump no cumpla su palabra, y a los gobiernos de México que mejoren las oportunidades y el talento de los jóvenes sea aprovechado en nuestro país”, es la recomendación del presidente de la Casa del Migrante Poblano en California.

Incertidumbre y melancolía

El arribo del magnate a la Casa Blanca, que se dará el próximo 20 de enero, es abrumadoramente desesperanzador para la comunidad latina, la mexicana y la poblana, que veían un resquicio a la posibilidad de que una reforma migratoria se aprobada con el triunfo de Hillary Clinton, el que nomás no llegó.

Muchos llevan hasta 20 años sin ver a los suyos, en las comunidades de los 65 municipios poblanos que más migrantes generan; la melancolía, pero sobre todo la tristeza, se tornan en decepción, cuando además los números muestran que muchos hispanos votaron por Trump.

Jenny Adalie Soriano, en entrevista con 24 Horas Puebla, tiene un dejo de desencanto por los que, a su juicio, fallaron.

—¿Cuál es tu opinión de lo que pasó en la elección?
—Estoy decepcionada no sólo por el resultado, sino porque muchos latinos y latinas votaron por una persona que se ha expresado mal de los mexicanos.

—¿Le fallaron a su raza, a sus hermanos?
—Sí.

—¿Qué crees que vaya a pasar con Trump, para la comunidad mexicana y, por supuesto, para  los poblanos?
—La verdad, no sé.

Creo que muchos estamos en suspenso, esperando ver qué pasa. Es ahora más que nunca que la comunidad mexicana tiene que estar más unida.

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—¿Qué se puede hacer?
—La comunidad mexicana debería informarse más sobre sus derechos en los Estados Unidos… Tengo familiares que están indocumentados, que se sienten tristes, que no pueden ver a la familia que dejaron en México. Muchos tienen de seis y hasta 20 años de no ver a su familia. Y es más triste cuando la familia está enferma o fallece y no puede estar ahí. También cuando hay celebraciones grandes como las del pueblo, bodas y no pueden compartir.

—¿Cuál es tu opinión personal acerca de Donald Trump?
—Es una persona ignorante. Que se exprese mal de los mexicanos y las mujeres es porque no tiene respeto. No tiene respeto, porque es ignorante.

Con orgullo de su origen que se encuentra entre los cerros y el cálido clima mixteco de Tecomatlán, Puebla, Jenny confía en ese espíritu de lucha de los latinos, los mexicanos, los poblanos migrantes, para enfrentar a Trump.

“Estoy orgullosa de toda mi familia que está aquí y han luchado para vivir bien. También orgullosa porque pertenezco a una comunidad luchadora y humilde, mi comunidad mexicana, de ser poblana. Expreso mi orgullo a través de mi proyecto, cantando música mexicana. Le agradezco a mis seguidores por su cariño y apoyo”, dice esta joven mujer, con sangre mixteca y dominicana, que sueña, vive, canta y reflexiona desde Nueva York.

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